miércoles, diciembre 30

Correa está aquí, allá y otra vez acá

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Tomado de www.media.photobucket.com

Un periodista venezolano me contaba que el momento en que se dio cuenta que la sociedad de su país estaba enferma fue cuando asimiló cómo cambió la forma en que se inicia el proceso de enamoramiento de los jóvenes de la tierra de Bolívar.
- ¿Sabes cuál es la primera pregunta ahora?, me dijo.
- Ya no es de qué signo eres, continuó con la sonrisa de quien va a contar un chiste. Ahora la primera interrogante es: ¿Eres chavista o escuálido?
Definitivamente arranca una risa esto que parece chiste. Pero lastimosamente no lo es. Y comparto esta anécdota para aterrizarla en Ecuador, un país que ya está inmerso en una polarización extrema que acaba de tener un nuevo episodio de agresiones, cuando se golpeó a un equipo del canal Teleamazonas (vean acá el video y profundicen en los comentarios), una televisora abiertamente crítica al régimen, que acaba de salir de una sanción impuesta por una entidad estatal que suspendió su señal por tres días, un hecho inédito en la historia reciente del país.

Lo traigo también a la memoria en estos tiempos de fiestas, de deseos de éxitos en el nuevo año, porque son días en los que, reunión tras reunión, asistimos a un mismo repertorio: hablar de Correa. Discutir luego por Correa. Los asistentes y los escenarios son diversos: con la familia o los amigos, con los colegas, en la sobremesa, en un bar. Correa inunda al Ecuador, invade las conversaciones, las bromas, las sonrisas, los sarcasmos, el viaje en taxi, la televisión de las ocho. Ecuador sabe a Correa, respira a Correa, huele a Correa mezclado con el olor del pavo y el hornado de fin de año. Y yo me pregunto si nos damos cuenta de ello, si ya asimilamos el proceso de ese periodista venezolano. Si nos hacemos la pregunta: ¿ya es, Ecuador, una sociedad enferma?

lunes, diciembre 21

Sociedad Black and White

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Tomado de http://gallery.photo.net

Préstenle mucha atención a cada una de las palabras de la siguiente cita: "Hay radios que reclaman, pues han sido militantes permanentes de la revolución y observan que otras en las que se critica al Gobierno reciben cuñas y no ellas, que han colaborado".
La frase es de Emilio Espinoza, director provincial del PRE, partido del ex presidente ecuatoriano, Abdalá Bucaram (hoy asilado político en Panamá), quien es parte del equipo que prepara los enlaces radiales de cada sábado para el presidente Rafael Correa.
La mecánica, descrita en un reportaje de El Universo, es conocida: un equipo de avanzada va a las diversas provincias del país días antes del enlace, coordina los asuntos logísticos y selecciona a las radios que se enlazan (como no es cadena nacional, el asunto se da por persuasión).
De ahí que la frase reseñada es de vital importancia para reflexionar sobre el trasfondo gravísimo para el periodismo, para su ética, y sobre la forma en cómo se vislumbra, desde el poder, a este tipo de enlaces. Es la filosofía del favor. Yo te doy cuñas, tú me acompañas todos los sábados a difundir mi mensaje.
¿Qué periodismo es el que se piensa desde esta realidad? ¿Qué es, a nivel mediático, ser "militante permanente de la revolución"? ¿Por qué hay la lógica de esperar cuñas a cambio de haber "colaborado" con el régimen? Cuando releo la reveladora cita de Espinoza (reveladora más porque lo dice sin rubor que por algo que no se sabía), queda claramente definida la lógica maniquea del poder frente a los medios: o estás conmigo (es decir, eres suave, no haces preguntas críticas, cero reportajes de investigación, escasa interpretación "ofensiva"...) o estás contra mí.
Una vez más me preocupa la lógica bipolar que se está acentuando en el Ecuador. Lógica que se repite en los medios, en sus periodistas (que nos equivocamos, por supuesto). Lógica que se reafirma en las calles y hasta en las reuniones sociales, donde el tema que puede llegar a irritar a más de uno es la política. Cuando eso gobierna nuestras vidas, cuando una sociedad se divide en un blanco y negro peligroso que no admite matices, esa sociedad está enferma.

jueves, diciembre 17

No es un Tigre, es otro mortal

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El caso de Tiger Woods y todo su linchamiento mediático me ha recordado a la película The Truman Show. A Truman el mundo literalmente lo vio nacer a través de la TV y siguió paso a paso, desde una perspectiva voyeur, todos sus movimientos. Era una vida creada, montada para la fascinación de millones de telespectadores. Toda una metáfora del Gran Hermano, pero esta vez con el concepto de un Big Brother mediático.
A Tiger Woods, cuyo nombre real es Eldrick Tont Woods, el mundo lo vio "nacer" a los tres años, cuando su padre, un veterano de Vietnam que lo apodó así en honor a un amigo combatiente vietnamita, lo llevó a su primera "entrevista" a la CBS, donde demostró sus maravillosas habilidades en el golf. Lo moldeó, lo encaminó desde su niñez. A los 8 años ya era un asiduo de programas de televisión como niño prodigio y luego su destino, marcado por el teniente coronel, lo llevó a ser lo que es: un genio del golf, elegido en la vorágine de su reciente escándalo por infidelidad como el atleta de la década, según la agencia Associated Press.
Era "el niño universal", según lo analiza Ezequiel Fernández en su blog canchallena.com. Es su mezcla lo que advertía a ese futuro hombre universal, profetizaba su padre. Woods, un hombre con raíces genéticas tan diversas: asiático, afroamericano, indio americano, danés, debía de ser el "puente" entre Oriente y Occidente.
La historia es conocida: éxito deportivo, dinero, fama, flashes instantáneos, reportajes, publicidad, fundaciones, ayuda social, hombre maravilloso, hombre perfecto. Creación singular. Toda la cadena que se eslabona cuando la industria marketera crea a un personaje y lo aleja de su visión humana.
Lo que las grandes marcas no pueden cambiar, y que está fuera de los 35 segundos de sus avisos, es que Tiger Woods es un hombre como cualquiera. Tan frágil como cualquiera. Tan propenso a caer como cualquiera. Y tan lleno de vida privada como cualquiera.
¿Es correcto que la prensa, a partir de un accidente automovilístico, vaya tras él para hurgar su intimidad? ¿Cuáles son las fronteras cuando se trata de un personaje público? ¿Qué debe plantearse la prensa seria, ajena a los tabloides sensacionalistas que pagan por conseguir "primicias" de este tipo?
James Poniewozik, crítico de TV de la revista Time, trata de buscar algunas respuestas en su blog Tuned in. Él, en su texto titulado Buscando razones para preocuparse por Tiger Woods, hace un interesante análisis sobre cómo la prensa tradicional está atrapada entre las preferencias de sus usuarios, una mezcla de los que gustan de la visión ligera que generan websites que hacen un periodismo sin mucho rigor, y los otros, los que piden seriedad en la entrega de las noticias.
"Tratando de complacer a todos, no complacen a ninguno", dice sobre sus audiencias, sobre la dificultad de informar de algo que el público objetivamente busca (si se analizan las tendencias del buscador Google y los rankings de más leídos en la web).
Hernando Álvarez reflexiona también sobre el tema en el blog de los editores de BBCmundo.com: "¿Qué importa si Tiger Woods le puso los cuernos a su mujer? Hasta donde sé, Woods nunca ha hecho campaña ni ha recibido dinero público por fomentar la santidad matrimonial. Él es un jugador excepcional de golf. Punto. Sus patrocinios y su dinero se los ha ganado en los campos de golf, y es como deportista que debe ser juzgado". Así, BBCmundo decidió seguir el tema, pero solo desde la perspectiva de cómo afectará el escándalo a la "marca" Tiger Woods.
Para mí el problema de este tipo de persecuciones está en el origen perverso y amarillista de la saga. Ese primer germen, esa primera paga a un testigo para que "cuente todo", ese primer rumor convertido en noticia, degenera en una cadena incontrolable de situaciones. Porque una vez que Tiger Woods da una declaración pública aceptando el asunto, el tema es de todos. Esa génesis manchada degenera en el trabajo posterior. Lo que la prensa seria debe a rajatabla cuidar es que el cotilleo, el rumor, el desprestigio fácil, no llenen sus espacios. Tiger no es un Tigre. Es solo un ser humano más, tan atisbado, tan perseguido como el Jim Carrey de The Truman Show. Y ese show, una vez que las luces se apagan, puede ser tétrico.

sábado, diciembre 5

Hay un germen revolucionario digital

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Tomado de http://www.arttherapyblog.com

Hay una revolución en el periodismo. Son evidentes los cambios profundos. Siempre digo que están cambiando las formas, no las esencias del oficio. Y cuando hablo de esas formas me refiero a toda esta nueva capacidad de comunicar que abre la era digital. Y en la que, lo queramos o no, todos los que hacemos comunicación debemos entrar de alguna u otra manera.
Unos más, otros menos. El interés por la comunicación digital, por las formas de hacer periodismo por esta vía, que sepulta algunas visiones del pasado, aumenta en Ecuador. Crecen también esas posibilidades que riñen con los tiempos antiguos, en los que la audiencia, llámese lector, televidente o radioescucha, era tremendamente pasiva. Esperaba, sentada, la última noticia. Esperaba, alerta, a lo que le decía su medio. Ahora, cualquier persona, con un celular sencillo, puede difundir un evento, puede contar que algo, en algún lugar del mundo, está pasando. Y cualquier otro puede leerlo, verlo, oírlo. ¿Periodismo? Siempre que cumpla las reglas del oficio, claro que puede serlo. Serio, riguroso, contextualizado, contrastado, con fuentes, puede ser periodismo. Escribir bien un texto no es herencia obligada de un certificado de una facultad de comunicación colgado en la pared, como se lo visualiza en el proyecto de Ley de Comunicación. Las universidades siempre serán importantes, pero este oficio, tal vez como ningún otro, tiene un grado de desarrollo individual impresionante. Y también una flexibilidad para que otros profesionales puedan involucrarse en él.
Hay tanto interés que estos últimos días han sido fértiles en eventos que manejan el asunto. Ciespal hizo en Quito el encuentro La reinvención del periodista: respuesta al reto de la nueva cultura digital. ¿Reinventarnos? Algo de eso también se trató en la Fundación El Universo en Guayaquil en el seminario Redes Sociales en el futuro de la comunicación ecuatoriana. Y Loja, una ciudad que cada vez sorprende más por su capacidad de gestión en cuestiones tecnológicas y por su preocupación por desarrollar conocimiento académico en esta área, tuvo dos eventos: el Congreso Campus, que reunió a 70 expertos de primer nivel para compartir experiencias vinculadas a la gestión del conocimiento y web 2.0. y el BarCamp Loja, un evento gratuito, de tinte informa, que tiene la filosofía de compartir conocimientos de tecnología en múltiples conferencias.
Escuchar, escuchar. Que las marcas, los grandes medios no tengan miedo a las críticas en las redes sociales. Abrir la mente a nuevas formas de conseguir información en el periodismo. Cambiar el chip de cómo se puede cubrir periodísticamente un evento. Redimensionar el modelo de trabajo en los medios. Son solo algunas de las ideas que se debaten, que se piensan y que dan una dimensión de que hay cambios. Y que vendrán más en la forma de cómo recibimos, y como participamos como ciudadanía activa en ese ida y vuelta moderno de los mensajes.

jueves, diciembre 3

Me apenan mis hijas

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Tomado de http://isabelaveneno.files.wordpress.com

La muerte, el delito, viaja en moto en Guayaquil y por eso tengo un reflejo cuando oigo a una. Esta vez no me funcionó. Lo único que oí fue un "te mato hijo de puta" y enseguida me quedé sin reloj, dinero, celular. Solo quería comprar pan, como lo debe hacer, con calma, cualquier ciudadano, para empezar su rutina diaria.
Pero la rutina, en Guayaquil, en Ecuador, cada vez se impregna más del absurdo. Porque es absurdo que comencemos a creer que lo anormal es normal. Es insensato que bajemos la cabeza, que aceptemos que la anarquía gobierne y que hoy alguien me sugiera que debo comprar el pan desde la casa. Y que mi vecina de puesto en mi oficina me diga que a otra compañera le robaron otra vez anoche en su ruta hacia su casa.
Me apenan mis hijas. Me da un profundo dolor cuando las veo, temerosas, preguntando si la zona en la que vamos es peligrosa. Pensando, a los ocho años, que un ladrón puede destruir una ventana. Intuyendo que pueden llevarse su juguete. Que debe cuidarlo con el cuerpo. Ocultarlo. ¿Cómo les explico que deben preferir el vidrio cerrado al golpe del viento que me hacía sonreír con una servilleta al vuelo cuando era niño? ¿Cómo lo hago? ¿Cómo les digo que viven en una ciudad, en un país, donde no pueden jugar libremente como cuando yo lo hacía de niño? ¿Cómo les hago entender que una bicicleta en las calles no es una opción segura? ¿Cómo? ¿Alguien tiene una respuesta?
Una vez más me lleno de preguntas. ¿Qué más hacemos desde el periodismo? Hemos hecho tantos temas, innumerables historias. Vi, reporteando, caras de luto de madres luego de la tragedia que se llevó a sus hijos. Oí sus quejas, su resignación. Atisbé sus lágrimas. Hicimos y hacemos tantas series, reportajes especiales, radiografías, informes, centrales, entrevistas, perfiles, editoriales, que ya, a veces, no sé qué más podemos hacer. ¿Pasa algo? ¿Logramos algo? Sigo, terco, creyendo que sí lo podemos hacer. Que debemos ser parte de la alerta para un cambio.
Por eso, con un grupo de bloggeros, de twitteros, de gente interesada en la tecnología y en su aporte a la sociedad, estamos impulsando el website delitosecuador.com similar a los que hay en otros países latinoamericanos. Es un mapa de la inseguridad que muestre, a medida que los usuarios van incluyendo los datos delictivos, las zonas rojas de las diversas ciudades del país. No como un muro de lamentos, sino como una guía, una herramienta colectiva para tomar decisiones. Y para hacer tomar decisiones a la Policía, que es la encargada, junto con las autoridades gubernamentales, de darnos garantías ciudadanas. Necesitamos manos para mejorar lo ya hecho. Necesitamos gente (diseñadores, periodistas, marketeros, programadores...) que puedan aportar con sus ideas en el grupo de Google creado para el asunto llamado Delitos Ecuador.
Vuelvo a las autoridades. Debe haber un Eliot Ness en la Policía ecuatoriana. Debe haber varios. Me resisto a creer que no hayan personajes dentro de esa institución que no se conmuevan con lo que pasa a su alrededor. Que no se indignen con todo lo que ven. Que no griten de una vez por todas que ya basta con lo que está pasando. ¿Los hay? ¿Dónde están? ¿Qué hacemos los periodistas? ¿Qué más hacemos?

viernes, noviembre 27

Un año en metamorfosis

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Tomado de rizomatica.net
Este blog cumple hoy un año. Son 365 días llenos de aprendizajes, de compartir y de recibir inmensa cantidad de aportes desde las diversas vías que permite hoy la tecnología.
Es, también, un año de entender mejor, de primera mano y sumergiéndome en ello, los cambios revolucionarios que está viviendo el periodismo. Hay cambios sí, pero no me cansaré de decirlo: son cambios en las formas, no en las esencias.
Hoy, un año después, es hora de un pequeño balance. Los periodistas tenemos siempre ese deseo de revisar números, de escudriñar porcentajes, de tratar, inútilmente, de descifrar la realidad con cifras. Y una vez hurgadas a través de la tecnología que hace ahora la vida más fácil, encuentro que lo más interesante es ratificar la capacidad que tiene la web de diseminar ideas por todo el mundo. Las casi 6 mil visitas a este blog en este periodo, que han revisado unos 10 mil links, provienen de 66 países y 738 ciudades del planeta. Ecuador, Estados Unidos, España, México, Colombia, Argentina, Venezuela, Chile, Perú y Brasil, son los diez países que más lectores han arrojado. Suena a cifra importante, pero no. Así es el internet, miles de bloggers de distintas partes del mundo, ciudadanos digitales anónimos en Twitter, Facebook o lo que sea, están compartiendo en este momento, con miles más, sus ideas, sus propuestas, sus inquietudes, sus gritos. Es una carretera sin pausas, sin límites. Inagotable. Incontrolable.
Quisiera postear más, es cierto. Habrá que quitarle segundos a las pausas, que también son necesarias. Lo que sigue vigente es el deseo de mediar, como lo decía en mi primer post.
Gracias a todos esos lectores que se han tomado un tiempito para pasar por acá.

sábado, noviembre 21

Lean El Ciudadano, lean a 'periodistas' que no creen en el periodismo

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Tomado de noticias24.com vía Presidencia de Ecuador.

El Presidente Rafael Correa nos manda a leer El Ciudadano. Dice que ahí sí se hace buen periodismo. Que ahí se cuenta lo que realmente pasa y lo que no se publica en esos otros medios, los corruptos, los mafiosos, los de reporteros y editores títeres. Nos pide leerlo, ya que en esa Redacción del medio estatal sí reina la objetividad y la verdad.
Allí, los titulares no pecan de sesgados. Son equilibrados y no ofenden. En fin, es un periodismo de primera, como para que los ecuatorianos estemos totalmente informados.
El Presidente nos pide, además, que botemos al tacho de la basura a los demás medios. No los lean, no los vean, no los oigan, nos sugiere cada sábado. A los corruptos, me refiero. A esos que aún ejercen la crítica a su gobierno. Y que son cada vez menos.
Entonces abro El Ciudadano y me encuentro con 'periodistas' que no creen en el periodismo. Me encuentro con el inicio de una campaña, titulada La frase de la libertad de expresión, que dice: "Los periodistas dicen algo que saben que no es verdad con la esperanza de que, si lo siguen diciendo, acabará siéndolo". Arnold Bennett, novelista británico. Busquen un poquito sobre Bennett y se darán cuenta que también fue periodista. Uno mentiroso, por lo que veo.
Cuando el presidente me pide como ecuatoriano que lea El Ciudadano porque el resto de periodismo no sirve, ¿cuál es su mensaje? ¿Que este, el de El Ciudadano, es el periodismo que vale? ¿Este, el que en su filosofía apuntala al no creer en el periodismo, una de las piezas fundamentales por siglos en las sociedades democráticas? ¿El que no cree en la verdad como el capital fundamental a perseguir en el oficio? ¿Qué es, entonces, El Ciudadano? ¿Hay periodistas en su Redacción? ¿Se sienten periodistas? ¿Hacen periodismo? ¿Hacen propaganda? ¿Están conscientes de la diferencia?
El link de La frase de la libertad de expresión de El Ciudadano (que tiene también una versión impresa quincenal) está hasta este momento en que escribo. Por supuesto que hay los comentarios de sus lectores en contra de la prensa independiente. Duros, absolutos, generalizadores. Tienen su derecho, sus razones tendrán. Los otros, los que sé que otras personas han escrito, con altura, sin insultos, no aparecen. Sus editores, tan distintos, tan ajenos a las prácticas criticadas de los medios mafiosos, decidieron que no valía la pena leerlos. Vayan entonces. Corran a leer El Ciudadano. Van a estar informados.

martes, noviembre 17

¡No Benjamín, tú no puedes escribir eso!

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Los viejos tiempos del periodismo. Rolando Panchana, en su programa De la Vida Real.

Si Benjamín Carrión viviera en los tiempos de la Ley Panchana no podría dirigir un periódico. Peor podría atreverse a escribir una noticia en ese periódico.
Sí, Benjamín Carrión, el lojano trascendental. El ecuatoriano universal que entendió que este país tenía (tiene) una potencia cultural maravillosa y que esa debía ser su principal arma. Sí, Carrión, el escritor, el promotor cultural luminoso, el hombre admirado en el extranjero, el columnista de periódicos. Ese mismo, bajo el concepto de Rolando Panchana, hoy no podría escribir una línea de una noticia. O dirigir a otros que escriban esa noticia.
Igual le pasaría a Alfredo Pareja Diezcanseco, otro insigne escritor ecuatoriano, junto a quien fundó un efímero sueño periodístico: Diario El Sol, en 1950.
La lista de hipotéticos vetados podría crecer increíblemente en número y en calidad (con ejemplos nacionales y extranjeros, entre los que un símbolo es el idolatrado Gabriel García Márquez). La llamada Ley Panchana (ahora transformada súbitamente en Ley Carrillo) ese proyecto que pretende ser ley para los medios de comunicación del Ecuador, tiene, entre sus innumerables incoherencias, esta: "Las direcciones editoriales y la elaboración de la noticia en los medios, deberán estar a cargo solo de Periodistas Profesionales o Comunicadores Sociales titulados".
Ese debate, el de la gremialidad, ha sido superado hace décadas en otras latitudes. Quien ha hecho periodismo (y Panchana lo hizo) sabe que este oficio no es de un cartón. Sabe que es una vocación apasionada, un fuego que tiene, entre sus esencias, la misión de ser mediadores en una sociedad que necesita un vínculo entre el poder y su ciudadanía. Un nexo que le pida cuentas a ese poder para informarle a ese ciudadano que entrega sus votos, sus impuestos, su futuro. Un medio (ese es el real concepto de medio) que sea ese émbolo para darle información útil que le permita a ese ciudadano tomar decisiones.
Y eso no es exclusivo de un cartón de una facultad de comunicación social, sea excelente o pésima (al menos,en mi experiencia personal en una universidad estatal, vi algunos profesores que no sabían escribir un lead o que iban cuatro veces a clase en el año y no pasaba nada, y otros que no eran periodistas pero que tenían una pasión maravillosa para enseñar su cátedra).
El mismo Rolando Panchana, que, sin ser titulado en el área, ya que es abogado, hizo por tantos años periodismo de televisión en los grupos de poder que ahora critica, no podría haber hecho algunas de sus denuncias. Él, tan ávido de usar la polémica cámara escondida en sus reportajes de investigación, no la podría utilizar ahora bajo su propia propuesta. El artículo 22, demasiado subjetivo, presto a múltiples interpretaciones, prohíbe a los medios "difundir información que sea producto de uso de cámaras ocultas, grabadoras escondidas, teleobjetivos y métodos de encubrimiento, que impliquen intromisión en la vida privada de las personas y que viole su intimidad, salvo en los casos autorizados por autoridad competente".
Este proyecto de ley tiene como esencia la autocensura. Eso se busca al obligar anualmente a todos los medios a registrarse ante la futura nueva autoridad máxima: el Consejo Nacional de Comunicación e Información. Será una lección cada año. ¿Te portaste bien o te portaste mal? ¿Cuánto de esa carga podrá influir en las redacciones, en cada decisión editorial, en cada título pensado cuando se está cerca de la renovación del registro?
Sí, me dirán que aún no es ley, que la sorpresiva propuesta de Betty Carrillo recoge las ideas de todas las propuestas, que hay un debate, que tiene que ir al pleno de la Asamblea. Pero el solo hecho de que un ex periodista (porque Panchana traicionó, al igual que Carlos Vera, la esencia del oficio que lo hizo conocido para dedicarse a la política) proponga algunos de estos articulados resulta difícil de asimilar.
¿Que nos equivocamos los periodistas? Por supuesto que sí, no me cansaré de repetirlo y de aceptarlo. No hay profesión perfecta. ¿Que nos falta autocrítica? Desde luego, muchísima. Pero para esos errores, los graves, ya hay una legislación que condena esas infracciones. El resto, el peor castigo, es el que el propio consumidor de medios tiene en sus manos infringir: cambiar de canal, dejar de escuchar y ver. Dejar de comprar un periódico. Esa es la condena ejemplar en una sociedad democrática con ciudadanos críticos. El otro, el castigo más doloroso para esa sociedad es que una sola voz, acrítica, complaciente, le diga lo que pasa en su mundo. Sin matices, sin errores propios, solo ajenos. Que le narre, día a día, cómo su país es la tierra prometida.

domingo, noviembre 8

Quéjese en la red, se puede hacer famoso

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Video de United Breaks Guitars.


A Dave Carroll le rompieron su guitarra. Le había costado 3.500 dólares, pero empleados de United Airlines le destrozaron el mango al trasladarla durante una parada en Chicago.
El músico canadiense, integrante de la banda Sons of Maxwell, reclamó por nueve meses y la aerolínea, con nula autocrítica pese a lo evidente del desperfecto, no le pagó los daños. Harto por el asunto, Carroll tomó una decisión: luego de escuchar el último no de un funcionario de United, le advirtió que iba a componer tres canciones sobre el asunto con sus respectivos videos y que las colgaría en YouTube.
United Breaks Guitars (United rompe guitarras) es un hit. No solo que hace pedazos a la aerolínea de una manera divertidísima, sino que genera un debate muy rico sobre atención al cliente. A la hora que escribo esta columna se ha visto el video 5,8 millones de veces y tiene casi 23 mil comentarios. La imagen de United que, muy tarde, ofreció disculpas fervorosas, quedó por los suelos. Es un fenómeno que solo la red puede mover en estos momentos.
Esto del servicio al cliente es un tema demasiado interesante para un país como Ecuador, en donde hay la percepción generalizada de que se desconocen aquellas máximas sobre “el cliente es el rey” o que “siempre tiene la razón”. ¿Quién no tiene una historia de indignación por un pésimo servicio? Por filas interminables, por poses agresivas tras una ventanilla, por respuestas absurdas o por impuntualidad desesperante.
Quéjese en internet entonces. El ejemplo de Carroll me puso a pensar sobre las opciones que puede dar la red para quejarnos de todas esas malas caras y malos ratos. Hay websites muy duros, otros con una visión más positiva, pero siempre con la misma premisa: ser un canal de denuncia para beneficio de ambas partes: los que están fallando para rectificar y la ciudadanía que puede ser escuchada.
Apestan.com es un site que impresionantemente alberga quejas de toda Latinoamérica y de países de Europa. Hay la sección Ecuador, con sus provincias, donde puede ver cómo desfilan los supermercados, universidades, operadoras celulares. O vaya a banquejas.com y verá la protesta especializada sobre las esperas en las agencias bancarias, las críticas a las páginas webs de las entidades o las de los usuarios de ciudades como Loja que piden más cajeros automáticos. Siga la carretera de la crítica en serviciosecuador.blog.ec o en pesimoservicio.com
Sí, puede ser que haya ligerezas en algunos de estos websites en cuanto a la identidad de los denunciantes, a las reglas y filtros para protestar, pero hay algo que debe preocupar a los que ofrecen servicios: la capacidad de masificar y de reenviar la información crítica (la viralidad, le llaman los que manejan el marketing online) es impresionante. Así que si alguien lo saca de quicio, ya sabe dónde quejarse. Puede que tenga su cuarto de hora de fama si lo hace con gracia.

miércoles, octubre 28

¿Vender más por un titular? Déjeselo a Citizen Kane

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Hay una muletilla del poder. Una muletilla que la repiten muchos ciudadanos que la escuchan de ese poder: los diarios ponen tal o cual titular, tal o cual foto para vender más periódicos.
Hablo de los diarios serios, por supuesto, de los independientes, que sí los hay en Ecuador y en Sudamérica, donde la tensión prensa-gobiernos es creciente.
Y hablo de las críticas que esos diarios reciben cuando un titular es molestoso, cuando va más allá de una simple transcripción de cita que implica una interpretación necesaria. O hablo de alguna foto que remueve conciencias. Que incita a la indignación. Ahí es cuando reaparece con fuerza ese lugar común: "Hacen de todo por vender más periódicos".
Este tema me salta por las críticas que escucho a menudo sobre textos de crónica roja. Algunas con fundamento, porque sí nos equivocamos, por supuesto. Los periodistas, al igual que doctores o ingenieros, no somos infalibles.
Hace poco se cayó una pared de una escuela pública en Guayaquil, Ecuador, y mató a Geovanna Arellano, una niña de 8 años que comía en su hora de recreo. Era, entonces, necesario mostrar la dolorosa foto de los restos de la pared destruida junto a un charco de sangre en el patio del plantel.
Era necesario para recordar que ese plantel no tuvo una inspección necesaria. Para darnos cuenta, luego del seguimiento periodístico de rigor, que 180 planteles en Guayaquil tienen paredes, espacios, infraestructura, ¡hechas por padres de familia! sin ningún control oficial. Sin ninguna supervisión técnica.
Era necesario para indignarnos. Para mediar entre un colectivo (padres de familia) y otro (autoridades) con un objetivo único: alertarlos. A los unos para exigir eficiencia, a los otros para darla.
Vuelvo al maestro de la ética periodística, el colombiano Javier Darío Restrepo. Los periodistas deberíamos visitar siempre su consultorio ético en el website de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI). Y preguntar, participar, debatir...
Restrepo responde a la pregunta sobre los límites cuando la noticia es el dolor de un ciudadano corriente: "El problema no es si se publica o no, sino cómo se publica. Se trata de hechos públicos, que afectan a la comunidad y que, por tanto, deben ser conocidos".
¿Realmente se puede sostener que en los actuales tiempos el factor de decisión primordial para la compra de un diario serio sea un titular o una foto? ¿El New York Times, por ejemplo, venderá más diarios hoy por un título de portada? ¿Se puede pensar que una persona corre a sacar una moneda de su bolsillo por una foto en un diario serio que ve de pasada? Eso es teoría del siglo XIX. Eso es teoría de parte del siglo XX.
Recuerden esa imagen, ya en blanco y negro, del voceador gritando "¡Extra, extra, noticia de última hora!" y leyendo un titular apocalíptico: "¡Se inició la guerra!". Eso es pasado. La realidad ahora es un entorno en que las noticias duras ya se han consumido bastante antes de que lleguen a los impresos. En que los diseños, las fotos de portada de un día, se olvidan al día siguiente. Haga el ejercicio en su casa: recuerde cuál fue la foto o cómo estaba repartida la portada de su periódico favorito. ¿Puede recordarlo? ¿Se acuerda claramente del título principal?
En Estados Unidos y en España los diarios hacen esfuerzos espectaculares por sobrevivir. Esta semana, otra vez los informes hablan de resultados espeluznantes en la baja de circulación en ambos países. Y sus periodistas están buscando otra cosa en sus portadas, en sus contenidos, para vender más. Pero sus fórmulas no son titulares o fotos para hacer que usted se paralice en media calle y corra a sacar su moneda. Eso déjenlo para el recuerdo. Para cuando vean de nuevo Citizen Kane.

martes, octubre 13

Yoani grita desde su isla, desde su encierro

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Yoani Sánchez
Tomada de desdeelmonstruo.blogspot.com

Yoani grita encerrada. Grita desde su isla, que es su prisión. Grita en el twitter, en su blog, en el internet, ya que no puede gritarlo a viva voz en las calles de La Habana, en sus plazas, en una manifestación pública.
Esta semana su grito fue particularmente estridente: por cuarta vez las autoridades cubanas no la dejaron salir de su isla. No le dieron motivos del porqué de la negativa a dejarla viajar a los Estados Unidos a recoger el prestigioso premio María Moors Cabot de la Universidad de Columbia.
Yoani Sánchez, la famosa bloguera cubana licenciada en Filología, que a través de Generación Y le cuenta al mundo lo que no se cuenta en el Granma y la prensa oficial cubana, otra vez fue privada de una libertad básica del ser humano: la de movimiento.
Ya lo hicieron el año pasado, cuando no pudo recoger en España el premio Ortega y Gasset. Ella, que se autocalifica como una "balsera virtual", no se amarga. Grita en su cuenta de twitter que la noche de la premiación celebrará en casa con unos amigos. Remarca que no dejará que la negativa le arruine la felicidad del premio.
Su cuenta de twitter está llena de esos gritos, de metáforas sobre lo que es y no puede ser. Sobre lo que es y quiere ser. Sobre lo que no es y lo que sueña. "Que el mar que nos rodea sea sólo eso: mar y no barrotes o prohibiciones...", reflexiona. "¡Que nos dejen movernos en libertad! Tanto en el mundo virtual como en el real", grita otra vez.
Yoani grita con la yema de sus dedos. Grita cuando ellas tocan cada letra de su teclado en los momentos en los que puede acceder a la red en un país donde eso también se limita a sus ciudadanos.
¿Qué revolución hay sin libertades? ¿Valen la pena ese tipo de revoluciones? ¿Deben ser nuestros espejos? Yoani responde a diario esas preguntas. Debe estar intentándolo hacer en este momento a través de su grito. Es un grito virtual. Pero grito al fin.

sábado, octubre 10

La web también tiene evangelizadores

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Tomado de http://static.gnrfan.org/

Parece radio, pero no lo es. Lo que sí es, definitivamente, una forma distinta de comunicar. De llegar a gente de cualquier lugar del mundo a cualquier hora. Por eso acá los presentadores de los programas dicen “buenos días, buenas tardes o buenas noches”.
Los podcasts son otra de las formas alternativas para contar cosas en internet. Es un término que suena complejo y que solo tiene cinco años de inventado. Según la Oxford University Press surgió de la combinación de dos palabras: iPod, el popular reproductor, y Broadcast, que es transmitir por radio y televisión.
Hay podcasts para todo gusto: de tecnología, fútbol, literatura, sexo, salud, cine… Programas que en su mayoría son solo de audio (porque también los hay con video incluido), que se hacen a muy bajo costo y que están disponibles en internet cuando a usted le plazca.
Ecuador no se escapa a esta tendencia. Hay un movimiento que va creciendo, sobre todo a nivel de los geeks (apasionados por la tecnología), que no dudan en compartir conocimientos y aportar para disminuir esa brecha digital que resta competitividad a los países en donde es más profunda. Incluso hay los programas en vivo y que buscan personajes llamativos para enganchar a su audiencia, que si no alcanzó el horario indicado lo puede buscar, ya que queda subido a la red.
La palabra clave es evangelizar, recalca la periodista ibarreña Albertina Navas. “Desinterés por compartir, aprender y colaborar”, añade el diseñador gráfico Patricio Cevallos. Ambos están inmersos en el proyecto podcast.ec, un site que lleva siete programas sobre las redes sociales en la red.El formato es muy parecido al de un programa en cabina: invitados, preguntas, respuestas, lecturas. Solo que acá se necesitan mínimos equipamientos para hacerlo: una grabadora digital, un software gratuito bajado de internet, un guión, buena conexión y muchas ganas de compartir.
Las herramientas para difundir que un podcast existe son las que están en auge. El Twitter, Facebook, Hi5 multiplican de manera viral el aviso. El chistoso “radio bemba” de antaño parece broma de mal gusto. Ahora los tweets y las actualizaciones avisan a los amigos de los amigos qué se puede oír, qué se puede ver en la red. Radio 04 es otra de las decenas de apuestas ecuatorianas por los podcasts. Su oferta también está llena de sencillez: “Es una propuesta musical, informativa, didáctica y tecnológica independiente y sin fines de lucro que se emite desde Tulcán, Ecuador, y que persigue compartir con los oyentes el aprendizaje y lecciones que el conductor recibe de cada uno de los invitados al programa”, dice en su website.
TecnodatumKIT tiene una apuesta distinta. Esta combina audio y video y propone un programa semanal en vivo, todos los lunes, a partir de las 22:00, en los que el staff del blog Tecnodatum dialogan sobre tecnología, internet y nuevos servicios.
Compartir es la palabra clave. Paúl Barahona, conocido en las redes como Palulo, es otro de los inmersos en esta onda que, por ahora, no deja dinero, solo la satisfacción de ser mediador de conocimientos. Él, un diseñador riobambeño, acaba de lanzar su proyecto Radio La Voz, que busca aglutinar, desde diversos puntos del país y el mundo, los aportes de fans del rock, tecnología, fútbol, periodismo y más.Son aportes por amor a la camiseta, como se dice en el barrio. Es la contribución de otro tipo de evangelizadores del siglo XXI: los de la red.

miércoles, septiembre 30

La conciencia grita en su propio canal

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Tomado de elcinturondehipolita.com

Hay un cuento de Edgar Allan Poe que me fascina. Se llama William Wilson y su argumento, que retumba como pesadilla, es sencillísimo: Hay una conciencia, en este caso física, que persigue y llega a atacar al personaje central. Es idéntico, parece un clon. Siempre lo desenmascara, lo hace quedar en ridículo cada vez que Wilson destruye. Cada vez que transgrede. Cada vez que delinque. No importa que él sea poderoso, el otro es su sombra, su fantasma más temido.
Me he acordado de William Wilson ahora que estuve por Venezuela y entendí con más fuerza lo que está pasando en ese país con sus medios, polarizados, divididos al máximo, y haciendo cada día menos periodismo y más propaganda, con las excepciones que siempre habrán al generalizar. Me he acordado de William Wilson por Venevisión, un canal que suavizó su línea editorial (algunos hablan que la vendió) con el gobierno de Hugo Chávez. Pasó de ser fuerte crítico y actor importante a nivel informativo en el golpe del 2002, a ser un canal complaciente con el gobierno del principal impulsor del socialismo del siglo XXI en la región.
Y más me acordé de la genialidad de Poe al conocer lo que hace VVlibre, una cuenta de Twitter que algunos periodistas dentro de Venevisión abrieron (obviamente en la clandestinidad) para contar lo que no sale al aire. Para ser la sombra de los censores internos, los que cambian títulos en la web del canal, los que se reúnen con funcionarios que dan indicaciones para que los temas no suenen críticos. Para ser el fantasma más temido con todos esos que hacen propaganda, no periodismo.
"No más silencio, así fue censurada noticia sobre #huelgaoea en nuestra página web"; "Cifras que no verá en nuestro canal: Más de 30 muertes violentas este fin de semana en Caracas"; "Esperando si nos dan la orden de transmitir en vivo a Chávez desde la ONU. Lo cierto que "el imparcial" De la Cotera (ejecutivo de Venevisión) dijo q abrirá noticiero".
Son solo tres muestras de las actualizaciones en la red social de microblogging. Pero también son la muestra de cómo se destruye al periodismo cuando las radicalizaciones en una sociedad comienzan a afectar las tres principales dimensiones de la libertad de expresión: buscar, recibir y difundir información (acá informe que escribí en El Universo).
Ya, cuando cada bando cree tener la verdad; cuando una sociedad se divide sin matices entre los a favor y en contra y cuando los medios caen en esa trampa, allí ya no se hace periodismo, se hace propaganda. El espejo, ahora más que nunca, es urgente para todos.

viernes, septiembre 25

Más agresiones, más intolerancia

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La agresión a periodistas de la cadena estatal Ecuador TV.
Tomado de hoy.com.ec
Primero fue una agresión salvaje a la colega de la cadena venezolana Telesur, Elena Rodríguez, a la que, según su denuncia, se la golpeó y luego se le dejó un mensaje en su carro que decía: "La próxima no te salvas, puta de Correa".
Ayer, la arremetida de encapuchados fue contra un equipo del canal estatal Ecuador TV. Una turba, armada de palos, los rodeó, intimidó, golpeó y arrebató su cámara. El clima de intolerancia, en medio de revueltas, gases lacrimógenos, protestas, marchas y represiones policiales, va en aumento en Ecuador.
¿Por qué la agresión a un equipo periodístico del canal estatal? ¿por qué canalizar la furia contra un régimen en un camarógrafo y un periodista? Son signos de los tiempos en Ecuador, un proceso que va alimentándose día a día desde diversos escenarios con un lenguaje agresivo de parte de los sectores polarizados.
Antes fue a una periodista de El Comercio. Ahora a los colegas del canal estatal. Cuidado y la importancia la analicemos dependiendo de quién es el agresor y quién el agredido. El desastre, el horror y la violencia no tienen justificación ideológica. Serán siempre repudiables.

jueves, septiembre 3

Equilibrio hasta en 140 caracteres

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Tomado de ternurita.files.wordpress.com

"Lula: Yo no haría lo que Chávez hizo en los medios de comunicación". El título me llamó la atención. Era una alerta en Twitter de la cuenta de Globovisión, el canal venezolano que hace oposición a Hugo Chávez. Abro el enlace que me lleva al sitio web del medio y a la noticia completa que recoge las críticas del presidente de Brasil a la política chavista frente a los medios, pero que también relata la profunda crítica del ex líder sindical a los medios venezolanos.
Fue un título incompleto, descontextualizado. La idea global que Lula le dijo a la AFP fue: "Yo no haría lo que Chávez hizo en los medios de comunicación (...) Pero creo que los medios de comunicación no deberían hacer con Chávez lo que hicieron por mucho tiempo". ¿Apuro? ¿Error? ¿Dificultad por los radicales 140 caracteres del Twitter? Puede ser. No voy a juzgar mala fe, malicia o ingenuidad. Los críticos a ultranza de la prensa siempre piensan que hay seres en las redacciones con las manos cruzadas, pensativos, cavilando cómo destruir al que cae mal. Eso no lo vamos a cambiar. Y hay los otros, los que creen que está bien, que mientras algo golpee al "enemigo" todo está perfecto.
Lo que me parece interesante para reflexionar es que aún en 140 caracteres se puede ser equilibrado en una noticia dura, que es la que menos carga de interpretación tiene. El título en Twitter quedaba completo, redondo, con un simple "Lula: Yo no haría lo que Chávez hizo con la prensa, pero tampoco la prensa debió hacerle lo que le hizo".
Ya lo he dicho en este blog: Los periodistas a veces nos equivocamos, por supuesto. Y los títulos son una puerta al aplauso, pero también un abismo al infierno. Creo que la vacuna para esos errores que van amarrados de la adrenalina del cierre es hacer una pausa en medio de ese vértigo (sí, así digan lo que digan los que creen que informar primero es informar mejor, así sea con vacíos y errores). Imaginar que el balde de agua fría nos moja como en carnaval. Darse tiempo para el café, caminar. Esa pausa, tal vez, nos evite un sermón sabatino o dominical. Eso dependerá de en qué país se escuche ese sermón.

sábado, agosto 29

¿Quiere una mejor banda ancha? Pídasela al Ministro

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Tomado de solucionesancade.com

Puede que esté harto de su mala conexión a internet. Puede que le fastidie el mal servicio o que le irriten las escasas posibilidades de pagar menos para acceder a toda esa maravilla que hay detrás de la red. Quéjese entonces al nuevo ministro.
Tiene un nombre rimbombante esa nueva Cartera creada por el Gobierno del Ecuador: Ministerio de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información. Acorde a los tiempos. Puntual con las necesidades de la modernidad.
Y acorde a esos tiempos hay una iniciativa muy llamativa que circula estos días en la web y que debería entusiasmar a los profesionales ecuatorianos o a cualquier ciudadano al que interese la tecnología.
La propuesta es simple: entrevistar al Ministro de Telecomunicaciones, Jorge Glass. Transmitirle, luego de un proceso colectivo de generación de inquietudes a través de la red, cuáles son las sugerencias, críticas, prioridades, interrogantes que la ciudadanía vinculada o no a procesos tecnológicos tiene y espera de su función.
El propulsor de esta idea es Carlos Correa Loyola, un lojano conocido entre los asiduos a las redes sociales como Calú, y quien es el Director de Tecnología de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL).
"Creo que es el momento de que el colectivo ecuatoriano relacionado con la tecnología ponga a prueba su capacidad de organizarse, de plantear propuestas y de pedir acciones. Ya hay bastante de blogs personales mostrando la foto del gatito, y usuarios de Twitter o Facebook estériles e inútiles", asegura en
su propuesta.
Para ejecutarla usa el concepto wiki (creación colectiva libre en línea) para ir acumulando los planteamientos que se van sumando de a poco en
el espacio virtual que cualquiera puede editar. Las inquietudes ciudadanas se recogen hasta este 2 de septiembre y con ellas se irá a tocar la puerta del Ministro para entrevistarlo. Sus respuestas (sus promesas, diría mejor) serán publicadas, en un efecto cascada, en todos los blogs y redes sociales de los participantes.
Calú recalca la importancia de actuar y dejar de hablar. Ejercer un rol de ciudadanos que no solamente critican sino que aportan y construyen.
¿Qué es lo más urgente que necesita priorizar el nuevo ministro? Correa lo enfatiza: mayor cobertura y menos precios en el acceso a internet.
"Solo por un momento imaginemos que en cada hogar, escuela, colegio y universidad existe 50 veces más el ancho de banda actual a un costo 50 veces menos que el actual, y que el porcentaje de penetración se multiplique solamente por cinco; te aseguro que en menos de un año tendríamos mas de mil nuevas empresas haciendo negocios en la web", asegura.
¿Periodismo distinto? Pues sí. Y en este caso un ejercicio de comprometer a la fuente, de hacerle saber que una comunidad organizada, con conocimiento del tema, sigue sus pasos y que le pide cuentas, que le exige cambios, compromisos, respuestas concretas. Ya sabe. Si su internet es más lenta e inefectiva que el solitario George de las Galápagos pues ya tiene adónde quejarse.

jueves, agosto 27

Capote, 25 años después

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Truman Capote, fotografiado por Jack Mitchell, en 1980, para el Chicago Tribune.
Tomado de jackmitchellmovie.com

Los genios siguen vivos en sus huellas. Truman Capote es uno de ellos. Estos días se recuerdan 25 años de su muerte, pero sus escritos, sus libros, las historias de su vida irreverente y su herencia siguen totalmente vigentes.
Sí, es un lugar común, pero hay que repetirlo. El periodismo actual tiene deudas con Capote. Lo cambió. Alteró las formas y con ello el fondo. Prendió el combustible de un género maravilloso, la literatura de no ficción, con A sangre fría, ese libro genial, meticuloso, reporteado a veces de manera perversa, en el que reconstruía los hechos de un brutal asesinato en Holcomb, un pueblo olvidado de Kansas. ¿Para qué inventar, si la realidad es mucho más rica que la ficción?, escribía en un perfil que le hice hace tres años cuando volvió a ser motivo de análisis por la oscarizada película Capote.
Antisistema, extraño pero carismático, perfeccionista al punto de esperar años que cuelguen al asesino del que se había hecho amigo para cerrar de manera perfecta su novela, Capote era un hombre atormentado por sus demonios, como lo narra el actor Phillip Seymour Hoffman, que lo interpretó. Así recuerda al personaje que le dio un Ocar en una nota publicada por El País de España: "Era un hombre que no tenía poder sobre sus propios demonios".
Como es lógico, la web se llena estos momentos de perfiles, análisis y lecturas de su obra. Dentro de toda esa maraña hay un texto que me llamó la atención: Si Capote viviera.
¿Qué pasaría con él en una redacción contemporánea? ¿Tendría el tiempo, la venia de sus jefes para escapar al presupuesto limitado? ¿Podría dedicarle más de una semana a una historia?
Ejercicio interesante. Si Capote viviera. Para pensar...

lunes, agosto 17

Pese a todo, el perro guardián ladra fuerte en Latinoamérica

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Tomado de theglobeandmail.com

El periodismo de perro guardián en Latinoamérica está vivo. Y en estos días Lima es el epicentro que lo demuestra. Allí, en la capital peruana, se realiza la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación, un espacio para compartir los cómos de este género periodístico.
Un momento para contar la metodología, las trabas, las anécdotas detrás de piezas periodísticas que buscaron revelar algo que alquien con poder quería que permaneciera oculto. Un escenario que también muestra los dolores de una región en la que hacer periodismo es un oficio riesgoso.
"Estoy cansada de reportear la muerte de mis compañeros", dice la periodista María Idalia Gómez, de México, un país donde el narcotráfico genera cada vez más terror en todos los estratos.
Gómez, coautora juntoa a Darío Fritz del libro Con la muerte en el bolsillo , resaltó en su ponencia la necesidad de dedicar más tiempo y recursos a la investigación periodística del narcotráfico. Hay orfandad frente al tema, lamenta.
"La cobertura del narcotráfico se ha convertido en una mera enumeración de cadáveres y acribillados. Una numeralia de la muerte. El narcotráfico es hoy nota roja. Nota policial. Es verdad que eso agita y emociona, genera opiniones y llama la atención. Pero creo que puede ser nuestro peor enemigo. Nos estamos quedando sobre la superficie, o nos hacen quedar en la superficie y no lo comprendemos".
La de Gómez es una de las miradas de esta conferencia. El Instituto de Prensa y Sociedad (Ipys), organizador del evento, ha hecho un excelente trabajo para compartir de manera online las otras miradas. Todo lo que se dice, muestra y teoriza en este evento.
Revisen el blog de la cita, chequeen su cuenta en Twitter o busquen su espacio en Facebook. Las alternativas para informarse de cada una de las ponencias, para acceder a links originales de reportajes o a los consejos de los periodistas, son diversas.
¿Un muestreo de temas? Aquí algunos: Las conexiones de Ollanta Humala con Venezuela, Las movidas de Uribe por la reelección, Actividades al margen de la ley en las favelas cariocas, Cómo investigar casos de lavados de dinero, Los contratos millonarios del hermano de Rafael Correa, Ser periodista en Venezuela, entre otros, integran el escenario. Una herramienta valiosísima es este resumen de los sitios webs mencionados como útiles a la hora de investigar por la red.
"En México los periodistas hemos renunciado a informar y eso tendrá un costo altísimo". La frase, de María Idalia Gómez, refleja la importancia del no aflojar. Y me recuerda también una sentencia que le escuché decir alguna vez a Gerardo Reyes, prestigioso periodista de investigación colombiano que está disertando en esta conferencia: "A los periódicos no nos recuerdan por nuestras primicias, sino por nuestras denuncias".

sábado, agosto 15

Menos periódicos, más corrupción

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Tomado de www.eia.doe.gov
Un país sin periódicos de papel. Así es la película de terror que algunos predicen ya, para muy pronto en los Estados Unidos (en realidad hay un vaticinio polémico que lo fijó en el año 2043). Y digo de terror, pero más bien podría ser una película de dolor.
La ecuación es sencilla: menos circulación de diarios de papel, más corrupción. Menos técnica periodística diseminada de manera responsable y tradicional en la sociedad norteamericana, más índice de desfalcos, negligencias o impunidad. Es un encadenamiento espectral el que hace Paul Starr en un ensayo reciente que circula en español gracias a la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Starr, PhD en sociología por la universidad de Harvard, es profesor de comunicaciones y asuntos públicos en el Woodrow Wilson School en la Universidad de Princeton y fundador de la revista The American Prospect. Ha escrito abundantemente sobre política, servicios públicos y comunicación en los Estados Unidos.
Su ensayo (acá la versión original en inglés), titulado Adiós a la era de los periódicos (se inicia una nueva era de corrupción), deja muchísimo espacio para la reflexión, sobre todo en tiempos en los que arrecia la crítica a los medios. Es un asunto no solo de Latinoamérica, ha sido un tema eterno del poder al que le molesta que el periodismo hurgue en sus defectos, cumpliendo una de sus principales tareas en las sociedades democráticas: la fiscalización.
La crisis mundial ha dado un golpe adicional a los diarios estadounidenses. El primero, uno bien fuerte y que se convierte en una especie de castigo paulatino, ha sido la migración de lectoría al internet, un modelo que exige gratuidad a gran escala, pero que aún no logra ser rentable y subsidiar al hermano de papel, que continúa, pese a todo, siendo la mayor fuente de ingresos entre los dos modelos.
Internet es maravilloso para el periodismo, sin duda. Hay pluralidad de acceso, posibilidad infinita de participar de esa información incesante. Pero también hay riesgos si no se regulan los mecanismos de publicación tal como la prensa independiente, en la generalidad (y con errores también), lo ha hecho.
“Sin duda en internet hay abundancia de opiniones, pero hay escasez de reportería y aún menos información sujeta a la rigurosidad investigativa o al escrutinio editorial (…) Hasta ahora ninguna compañía en internet ha generado los ingresos suficientes para realizar un periodismo con historias originales para el público general, de la misma forma en que lo hacen los periódicos”.
Starr apunta a esto y añade la realidad actual norteamericana, que se puede sintetizar así: reducción de costos, de periodistas con experiencia; límites a corresponsalías internacionales, capitales o estatales (según sea la magnitud del diario que lo hace), con una tendencia a concentrar los recursos cerca de casa. Se reduce la misión editorial. Se reduce la calidad del periodismo.
Menos reporteros fisgones, menos ojos vigilantes de las instituciones públicas. Menos reporteros fastidiosos, más espacio para encerrarse en lo local, ver menos lo nacional, atisbar de una forma más alejada el mundo. Menos periodistas en las redacciones, más sacrificios en los chequeos internos en aras de la precisión.
“Gran parte de la vida norteamericana quedará en las sombras, nunca sabremos de qué no nos estaremos enterando”. La cita es de Tom Rosentiel, director del Proyecto para la Excelencia del Periodismo en los EE.UU. A esa se podría unir la visión de Milagro Pérez Oliva, Defensora del lector de diario El País, de España, que reflexiona sobre “las incertidumbres de la prensa escrita” y sobre la necesidad de las sociedades actuales por visualizar el futuro ayudadas de herramientas como la periodística. Esto, en medio de la paradoja de una inmensa cantidad de información on line, pero una disminución notable de los que están dispuestos a pagar por ella.
Hace pocos días se recordaron los 35 años de la caída de Nixon. Fue la prensa la que reveló esa política corrupta, con manejos antiéticos. Fue la obstinación de dos periodistas, respaldados por sus directores, los que crearon un símbolo en la historia del periodismo. ¿Será la hora del adiós a Watergate?

domingo, agosto 2

¿Y si le roban la clave de su mail?

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Tomado de abc.net.au
Un pirata moderno, un hacker sin pata de palo ni parche en el ojo, se robó unos documentos digitales para llamar la atención. La noticia en el ambiente tecnológico fue tema de discusión mundial hace pocos días.
Previsiones financieras, proyectos y mails internos de la cada vez más exitosa compañía de microblogging Twitter fueron robados digitalmente y enviados a varios medios en la red, uno de los cuales, Techcrunch, los publicó, en una decisión editorial que riñe con la ética y que desató críticas de sus propios lectores.
Pero más allá del análisis ético, otro tema importante es la razón por la que el pirata digital le contó su hazaña al blog francés Korben. Allí dijo que lo hacía para mostrarle al mundo cuán vulnerables son los datos en internet de cualquiera de nosotros. “Nadie está a salvo en la red”, sentenció.
¿Es así de radical? ¿Los secretos empresariales corren peligro con algún antiético competidor? ¿La cuenta de mail de cualquier ser puede vulnerarse por una pareja celosa que decida contratar a alguien que sepa algo de informática? ¿Alguien más puede clonar la cuenta de Facebook y comentar las fotos de medio mundo poniendo en vergüenza a cualquier mortal usuario de esta red social? ¿Qué tan vulnerables o seguros estamos en Ecuador?
Las preguntas suenan escalofriantes. Y lo que dicen dos expertos guayaquileños en la temática también. Solo se necesitan sentido común y paciencia para acceder a información sensible. No se requiere ser un hacker o un experto en informática para vulnerar privacidades, e incluso los manuales de cómo hacerlo están regados en la red.
Basta tener acceso al computador de alguien en su casa u oficina. Así lo explica Eduardo Palacios, editor del blog de tecnología Tecnodatum.com: “Instalar un programa que registre todo lo que escribes (keyloggers) no es complicado. Por lo general, estos almacenan todo lo que escribes en un archivo y algunos, incluso, se lo envían por correo electrónico a la persona que lo instaló”.
Otra forma de conseguir claves de mails o de redes sociales, en algunos casos, es la simple paciencia y lógica. Eduardo Béjar, director de la Fundación de Ayuda por Internet (Fundapi), recuerda que la tendencia actual de interactividad constante y mucha exposición on-line es una debilidad.
Es la época del apogeo de las redes sociales, en la que se comparte información de forma pública.
“El tema se vuelve crítico pues mediante un buscador como Google se puede obtener información de mucha gente con base en lo que ellos mismos publican, y con esta información deducir sus datos personales, sus intereses, su ubicación para así crear un perfil básico de alguien. Y con ese perfil, eventualmente poder adivinar la clave del e-mail de una persona, o responder la pregunta que permite asignar una nueva clave para ingresar”, explica.
Béjar destaca que la mayor vulnerabilidad está en los usuarios con bajo nivel de conciencia de que no se debe compartir información sensible. El tema de comprar por internet es un ejemplo si se lo hace en sitios inseguros para el manejo de datos. Es vital entender que para ejecutar estas compras no se necesita el plástico ni firmar un voucher, tan solo saber el número de la tarjeta.
¿Cómo saber cuál website es seguro? Béjar hace dos recomendaciones clave: Fijarse si la dirección del sitio donde ingresan los datos de la tarjeta comienza con https:// (lo que certifica que los datos se transmitirán de manera segura desde la PC que se usa hasta el sitio web, ya que van encriptados) y buscar en Google información del sitio y leer comentarios sobre la experiencia de otros usuarios que compraron allí.
Palacios agrega otra sugerencia, que tiene que ver con la suspicacia del usuario (5): Asegurarse de no ser víctima de lo que se conoce como phishing, que es cuando un website copia el aspecto de otro para perpetrar una estafa o robar datos, como el de la tarjeta de crédito, lo que muchas veces se busca hacer vía e-mail.
Cuidado, prudencia, informarse mejor y también pensar mejor sus claves. Esas son las sugerencias. De lo contrario, puede dejar servido el campo para cualquier fisgón virtual si su clave es su nombre, el de su perro, cantante favorito o una fecha evidente. Ahí sí tendrá que chequear el estado de cuenta de su tarjeta. O el rostro virulento de su pareja.

viernes, julio 31

El esparadrado y la autocensura, el periodismo que quiere el poder de Venezuela

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Tomado de deltonabonafide.com
Periodistas con esparadrapo. Con un aparataje legal encima suyo, como roca suspendida encima de sus redacciones. Periodistas que tengan un terrible fantasma revoloteándolos, ese espectro que se convierte en la peor de las censuras: la autocensura.
Sí, el proyecto chavista de Ley sobre Delitos Mediáticos apunta en el fondo ser eso: Esparadrapo, fantasma, grillete, recuerdo permanente en cada movimiento, cada coma, cada palabra editada, cada escena cortada de los periodistas venezolanos.
La amenaza es cárcel de seis meses a cuatro años para periodistas, dueños de medios y todo aquel que tenga una posibilidad de expresión de su pensamiento en un medio de comunicación impreso, televisivo o de cualquier otra naturaleza (léase blogger, twitteros y todo el mundo infinito del internet). Porque, tal como está estructurado el proyecto de ley, los artistas, cualquier actor, bailarín, puede ser motivo de un castigo por expresarse e infringir la ley, de acuerdo a la subjetividad que esta plantea.
¿Los delitos? Difundir informaciones que puedan atentar contra "la estabilidad de las instituciones del Estado", "la paz social, la seguridad e independencia de la nación", la "salud mental o moral pública" y el "orden público", o que "generen sensación de impunidad o de inseguridad" entre la población.
¿Cómo se definirá qué es atentar contra la salud mental? ¿cómo se puede definir qué es generar sensación de impunidad? "Sensación", una palabra per se subjetiva, se convierte en un mar de posibilidades interpretativas.
El proyecto apunta a castigos fuertes por la divulgación de lo que se califica como noticias falsas que "hubieren producido un perjuicio a los intereses del Estado", que provoquen "gran alteración a la tranquilidad pública" y a los que "manipulen" o "tergiversen" una noticia, "generando una falsa percepción de los hechos o creando una matriz de opinión en la sociedad".
El oficialismo y sus medios de difusión defienden su propuesta. La Agencia Bolivariana de Noticias destacó las palabras de la Fiscal general de la República, Luisa Ortega, que presentó el proyecto ante la Asamblea Nacional (acá la versión en el website de la Fiscalía). “Todo derecho debe tener un límite; pero no pretendemos cercenar la libertad de expresión, sino que se ejerza en el marco del respeto a los derechos de los demás”.
¿Quién determinará la veracidad, el grado de manipulación de una noticia? Aún no se define la entidad pública que lo hará. También el Colegio Nacional de Periodistas de Venezuela se hace preguntas en un comunicado sobre la ley, a la que califica como el primer paso para la Policía del Pensamiento.
"¿Qué entiende la Fiscalía por Delito Mediático? ¿El uso deliberado de un adjetivo? ¿Una apasionada polémica pública entre dos articulistas? ¿La parodia política de un humorista? ¿La publicación de una denuncia que afecte intereses sacrosantos? ¿Las cifras sobre las índices de criminalidad? ¿Las criticas ante los excesos de un poderoso?", inquiere el comunicado.
¿Se necesitan límites? Claro. Los necesarios en las sociedades democráticas y tolerantes con una prensa independiente. ¿Que hay errores en los medios? Por supuesto, como en toda profesión que tiene matices en la calidad de sus profesionales. Pero está claro que lo que ataca este proyecto es la libre fiscalización del poder, un principio universal que defienden los gobiernos demócratas. Un principio de contrapoder necesario. Que equilibra. Que cumple su labor de guardianía de lo que se prometió. Que audita todas esas maravillas ofrecidas que los ciudadanos necesitan saber si son o serán realidad.

Actualización necesaria
Vía Reuters: "Las transmisiones de al menos tres emisoras de radio de Venezuela cesaron el sábado (1 de agosto) luego de que el organismo que regula las telecomunicaciones en el país anunciara en la víspera medidas en contra de 34 concesiones de radio y televisión (...) La medida podría afectar a unas 240 emisoras de radio".

jueves, julio 30

Mediación en medio de la beligerancia

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Tomado de robertamsterdam.com

Hay una guerra, dicen unos. Hay un enfrentamiendo ideológico, pregonan otros. Es una simple confrontación política, también se afirma. El pulso entre el Presidente de la República, Rafael Correa y la prensa independiente es intenso en estos días. Una tensión que se ha ahondado por una incapacidad de entender, desde Carondelet, una de las esencias de este oficio presente en las sociedades democráticas: la fiscalización del poder.
Dentro de ese debate diario, El Telégrafo entregó ayer un excelente aporte de mediación, que es una de las misiones de la prensa (por eso se llaman medios, para mediar). Excelente puesta en escena en sus páginas de opinión en la que diversos articulistas abonaron sus puntos de vista sobre el conflicto Gobierno-medios, asunto que inicialmente fue abordado hace poco por la revista Vanguardia en su tema de portada. Allí, la revista hizo un pedido puntual: "Abra el puño, señor presidente".
Comparto lo que considero es la idea principal de cada articulista junto a preguntas reflexión sobre cada uno de sus argumentos:

"(El conflicto Gobierno-medios) Es una guerra política bajo un peligroso ropaje ideológico que imposibilita la comprensión de muchos ciudadanos".

¿Cómo superamos, los medios, con visión autocrítica, las fallas para llegar al ciudadano de forma práctica y que comprenda este actual proceso político?

"Parte de su trabajo (de la prensa) -no de su mala fe- es mirar al poder, escrutarlo, coincidir con él a veces, criticarlo... jamás meterse a la cama con él".

¿Desde cuándo se olvidó, desde las alturas, que una de las esencias del periodismo es ser contrapoder? ¿O estamos frente a un profundo desconocimiento de la labor histórica del periodismo?

"La opinión pública es una entelequia detrás de la cual no hay nadie más que personajes oscuros".

¿Personajes oscuros? ¿Cuando él integró esa llamanda opinión pública -por muchos años fue periodista-articulista de opinión en periódicos del país-, era parte de esa oscuridad?

"La doctrina, proclamada por Fernando Alvarado (secretario de comunicación), de llenar los medios públicos con contenidos oficiales, se impone a pulso con programas a la medida, desde aquellos elaborados por dependencias del Estado hasta esos otros que, sin serlo, cuentan con ardorosos conductores que entrevistan a mil y un funcionarios y profesan a ultranza los valores de la Revolución Ciudadana".

¿Los medios llamados públicos están haciendo el periodismo del deber ser, ese que se exige todos los sábados? ¿Hay que dejar de comprar, de ver, como nos sugieren todos los sábados, los otros medios e informarse "correctamente" con los públicos en donde sí se dice la verdad?

"Como lectora o televidente debo confesar que me enfurece encontrarme con reportajes sustentados en una sola fuente, con concepciones de ciudadanía o cultura del siglo XIX, con párrafos con encabezados de 'algunos piensan', 'muchos opinan' o peor aún, con críticas a programas, proyectos, evaluaciones del gobierno o algún municipio que se centran más en criticar a las personas que llevan a cabo ese programa en lugar de al programa en sí".

¿El vértigo del oficio nos lleva a cometer errores crasos como el unifuentismo? ¿Qué prácticas debemos mejorar en las redacciones para no ser acorralados por la adrenalina del cierre y cometer equivocaciones que luego se interpretan como omisiones premeditadas?

martes, julio 21

El asesinato de Watergate

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Lectores en el día de la renuncia de Nixon tras el caso Watergate, que fue denunciado por el Washington Post.
Tomado de pro.corbis.com

Todos los sábados los periodistas ecuatorianos recibimos una clase magistral del oficio. En las redacciones, allí, en medio de las computadores y los escritorios desordenados con montañas de papel, otros compañeros sabatinos que se unen son dos cantantes argentinos: Piero y Víctor Heredia. "Todos los días, todos los días, los diarios publicaban porquerías...", recuerda el primero. "Mienten, mienten, mienten, ¡qué forma de mentir!", denuncia el segundo.
El primer compañero sabatino es Rafael Correa, el Presidente de la República, con su enlace presidencial en el que informa de sus actividades a sus mandantes. Es él también el profesor de periodismo al que le fascinan los estribillos de los otros dos ya inseparables compañeros. Su cátedra del sábado pasado giró en torno a cómo sólo deben publicarse en los diarios información verificada. Se basa en un artículo de la Constitución, el 18, que lo repite insistentemente.
Así, para él es un error que diario El Comercio haya entrevistado a su ex Gobernador de la provincia de Loja, quien aseguró que sí le había informado al presidente a su debido momento sobre los contratos millonarios de su hermano con instituciones públicas. Es un error, según Correa, porque Nilo Córdova es un "descalificado".
Ese es su argumento, al que añade de manera muy inteligente un juego interesantísimo de lógica. Correa dice que la prensa puede, entonces, si quiere destruir a alguien, entrevistar a un hijo de vecino para que denuncie que tal o cual persona es un narcotraficante. O que él puede "ordenar" a los medios estatales El Ciudadano y El Telégrafo hacer algo parecido. No lo digo yo, allí está la fuente, argumenta el presidente.
Pero analicemos cuál es el argumento que por generaciones han usado los periodistas para aproximarse a una fuente. Aquellos de técnica periodística, de manejo del oficio, de conocimiento del deber ser de este maravilloso campo, que han permitido que esta institución (la periodística) tenga la credibilidad, por varios siglos ya, para que cualquier ciudadano, de cualquier parte del mundo, decida si se mete o no la mano al bolsillo y compre un ejemplar en el que cree.
Uno de los argumentos más sencillo es el de la cercanía de la fuente con alguien, con algo de lo que estamos reporteando. Otro es la credibilidad de esa fuente. A un doctor especializado en corazón le preguntaremos sobre enfermedades cardiacas, obviamente. Y si Nilo Córdova, ex Gobernador de Loja, por consecuencia ex personaje cercano hasta hace muy poco a Correa, nos dice que le advirtió de actos graves en su gobierno al Presidente por los que hoy el país debate profundamente, ¿no es lógico que se asuma esa fuente como importante?
No hay análisis serio, profesional sobre periodismo que pueda asegurar que esa fuente es descartable. ¿Por qué habría de serlo? ¿Porque al presidente no le conviene? ¿porque ahora no está a favor de su tesis? ¿porque denunció irregularidades en las primarias de PAIS en su provincia? ¿Cuándo una fuente es creíble? ¿Cuando es un ministro, un subsecretario o su asesor jurídico? ¿A esas no hay que verificarlas luego de una rueda de prensa?
Si ejecutáramos la teoría periodística de Rafael Correa los diarios tendríamos que salir con bastantes páginas en blanco. O repletas de las voces oficiales, como antaño, con ese periodismo repleto de la verborrea de relacionistas públicas burocráticos.
Con la teoría periodística de Correa, por ejemplo la reserva de la fuente, un principio universal del ejercicio periodístico en diversas democracias, sería un disparate. Con la teoría periodística de Correa, entonces, jamás hubiera existido Watergate. Bob Woodward y Carl Bersntein hubieran tenido que verificar ese primer soplo, ese primer hilo que al principio era solo una pista, que finalmente los llevó a revelar un monumental manejo corrupto de la administración de Richard Nixon, como presidente de los Estados Unidos. ¿Y quién, en la administración Nixon, les iba a decir "sí, claro, son y somos corruptos, hicimos tal cosa, anda publícalo"?
Y sin Watergate, el periodismo no hubiera tenido esa semilla que ha germinado en varias generaciones de perros guardianes que fiscalizan al poder para beneficio de la sociedad. Con errores, por supuesto. Con negligencias y corrupción, desde luego. Sin Watergate no hubiera existido muchísimos de esos periodistas que han destapado la pus en Argentina, Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Costa Rica, Venezuela y más. Y que se los sigue necesitando. Que se los necesitará siempre para el bien de las sociedades democráticas.
Son principios universales los que están en juego. Son esencias que tienen siglos de vigencia. Son los derechos fundamentales los que se atacan con esta tesis de Correa. Es el asesinato de Watergate.