jueves, enero 29

La nostalgia de los maestros del oficio

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Conversar de periodismo. Y con capos del oficio. Eso es lo que hizo Juan Cruz, escritor y periodista de Diario El País, quien los últimos tres domingos ha entregado su serie de entrevistas titulada Maestros del periodismo, en las que recoge testimonios de periodistas que ya son clásicos cuando se habla de la profesión.
Porque hablar de un personaje en el periodismo es hablar de Ben Bradlee, el famoso ex director de The Washington Post, aquel que lideró las investigaciones de dos jóvenes reporteros sobre el escándalo de Watergate que finalmente le costó la dimisión al presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, en 1974.
O también de Harold Evans, ex director de The Sunday Times y de The Times, pionero del periodismo de investigación en Europa de fines de los años 60 y de la década del 70, quien fue el que sacudió a Inglaterra con la denuncia de negligencia en la seguridad social británica al dar las pastillas de talidomida a mujeres embarazadas que luego dieron a luz a niños deformes, sin brazos, sin piernas.
Y personaje también es Jean Daniel, periodista francés, fundador de Le Nouvel Observateur, un "referente izquierdista europeo", como lo calificó recientemente The New York Times al citarlo en una nota sobre Barack Obama.

Lean las entrevistas completas en los enlaces de cada una. Quiero dejar tres reflexiones, una de cada entrevistado, sobre cómo ven el periodismo, ahora que ellos han pasado la barrera de los 80 años, que son leyendas vivientes del oficio que pueden darse el lujo de mirar hacia atrás, de mirar al presente, criticarlo o alabarlo y atisbar hacia un futuro, que se ve incierto.



Ben Bradlee.
Tomado de www.greatertalent.com
"... Internet es la apoteosis de lo instantáneo... La cantidad de noticias frescas es ahora menor en los diarios, eso significa algo. En la portada de The Washington Post aparecen noticias que ya se conocen, o por internet o por la televisión. No estamos aportando nuevas historias, nuevos hechos... Por eso tenemos que concentrarnos en el significado de esos hechos que ya no damos nosotros en primer lugar; tenemos que saber si son importantes, si influyen en la historia, qué pasará en el mundo si se consolidan... Tenemos que saber eso y contarlo. Esa es nuestra función ahora".  


Harold Evans
Tomado de www.greatertalent.com
"En cuanto el objetivo sea financiero y no periodístico el periódico decae y se cae. En cuanto se empieza a destruir el contenido periodístico del diario no hay la más mínima posibilidad de éxito. Imagínese: se compra una orquesta y lo primero que hace es deshacerse de los violonchelos, total, para lo que sirven; y después se deshace de los timbales... ¡Y luego te pones a tocar Beethoven y no te sale! Beethoven no suena del mismo modo sin los timbales o sin los violonchelos, de igual manera que un periódico no suena a periódico cuando ha perdido a su equipo internacional o a sus corresponsales".



Jean Daniel
Tomado de www.webjornal.blogspot.com
"Es mejor ser el segundo pero verídico, que el primero pero equivocado. Todo el mundo quiere ser el primero..."
Reflexiones, autocríticas. Añoranzas. Bradlee, Evans o Daniel tienen un dejo de nostalgia con su pasado, con sus triunfos. Y hasta con sus maestros. Daniel -quien responde rápidamente a la pregunta qué es el periodismo con la frase "es decir al otro lo que uno sabe y el otro desconoce"-  recuerda a Albert Camus, el famoso escritor y periodista francés, que le dejó cuatro pautas para el oficio. Cuatro mandamientos. Cuatro obligaciones para un periodista:

1. Reconocer el totalitarismo y denunciarlo
2. No mentir y saber confesar lo que se ignora
3. Negarse a dominar
4. Negarse siempre y eludiendo cualquier pretexto a toda clase de despotismo, incluso provisional

jueves, enero 22

Y luego vinieron por mí

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El periodista Lasantha Wickrematunge.
Tomado de postchronicle.com

Lasantha Wickrematunge fue asesinado. Le dispararon dos hombres en un suburbio de Colombo, en Sri Lanka, el pasado 8 de enero, solo tres días después que este editor en jefe del periódico The Sunday Leader de este país predijera su propia muerte en manos de la maquinaria del horror del gobierno.
Crítico feroz de los excesos en el poder de un Gobierno cingalés famoso por su intolerancia hacia una prensa independiente, Wickrematunge era uno de los periodistas más conocidos de Sri Lanka, el país asiático (ex colonia británica) que lleva una guerra civil intensa desde 1983 con la guerrilla de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE).
Tres días antes de su muerte, Wickrematunge, de 50 años, escribió este texto en inglés en The Sunday Leader , periódico que fundó. Lo tituló "Y luego vinieron por mí".
Es una promesa ante el oficio. Es una confesión de amor por el periodismo. Es, también, un texto necesario de conocer. Por eso les adjunto la traducción íntegra del contenido que considero valioso para entender la realidad lacerante a la que se puede llegar en cualquier latitud por las miradas estrechas y equivocadas ante la libertad de prensa. La mayor parte es traducción mía y la otra la obtuve del suplemento Crónicas de El Mundo de Madrid, que asegura que la posición del director del Leader era aún más comprometida "porque iba contra la corriente de una sociedad que, alimentada con fuertes dosis de nacionalismo y patriotismo militante, celebraba estos días con juegos artificiales y petardos las victorias militares que han llevado a las fuerzas gubernamentales a controlar la práctica totalidad de la península de Jaffna".

Y luego vinieron por mí

Por Lasantha Wickrematunge

Ninguna otra profesión llama a sus practicantes a rendir sus vidas por su arte, salvo las Fuerzas Armadas y, en Sri Lanka, el periodismo. En el curso de pocos años, los medios independientes han estado cada vez más bajo un ataque en crecimiento. Tanto medios electrónicos como impresos han sido quemados, bombardeados, cerrados y coercionados. Innumerables periodistas han sido acosados, amenazados y asesinados. Para mí ha sido un honor pertenecer a todas esas categorías y ahora, especialmente, a la última.

He estado en el negocio del periodismo por un buen tiempo. En efecto, este 2009 será el año número 15 de The Sunday Leader. Muchas cosas han cambiado durante este tiempo, y no necesito decirles que la mayor parte del cambio ha sido para peor. Nos encontramos en medio de una cruel guerra civil proseguida por protagonistas cuya lujuria sanguínea no conoce límites. El terror, ya sea perpetrado por terroristas o por el Estado, está a la orden del día. El asesinato se ha convertido en la herramienta principal dondequiera que el Estado busque el control de los órganos de libertad. Hoy son los periodistas, mañana serán los jueces. Para ninguno de los dos grupos los riesgos han sido tan altos o las apuestas tan bajas.

¿Por qué entonces lo hacemos? A menudo me pregunto eso. Después de todo, también soy un esposo y el padre de tres hermosos hijos. También tengo responsabilidades y obligaciones que trascienden mi profesión, ya sea en las leyes o en el periodismo. ¿Vale la pena? Mucha gente me dice que no. Amigos me dicen que vuelva al bar, y Dios sabe que ello ofrece una vida mejor y más segura. Otros, incluyendo líderes políticos de ambos bandos, han buscado varias veces inducirme a ingresar a la política, llegando tan lejos hasta ofrecerme ministerios a mi elección. Diplomáticos, reconociendo el riesgo que enfrentan los periodistas en Sri Lanka, me han ofrecido salvoconductos seguros y el derecho de residencia en sus países. Cualquier cosa más por la que yo haya estado metido, no lo estuve por elección.

Pero hay un llamado que está más allá de las altas oficinas, de la fama, del lucro y la seguridad. Es el llamado de la conciencia.

The Sunday Leader ha sido un periódico controversial porque decimos lo que vemos: ya sea una pala, un ladrón o un asesino, lo llamamos por su nombre. No nos escondemos tras eufemismos. Los artículos investigativos que publicamos se han basado en evidencia documental gracias a la espiritualidad pública de ciudadanos que, con gran riesgo para ellos, nos dieron este material. Hemos expuesto escándalo tras escándalo, y nunca, por una sola vez en estos 15 años, alguien nos ha probado algún error o nos ha enjuiciado con éxito.

La prensa libre sirve como un espejo en el que el público puede verse a sí mismo sin una máscara y gel corrector. Ustedes aprendieron de nosotros la realidad de la nación y especialmente su manejo por la gente que eligieron para darle a nuestros niños un futuro mejor. Algunas veces la imagen que ven en ese espejo no es placentera. Pero mientras ustedes puedan refunfuñar en la privacidad de su sillón, los periodistas que les sostienen el espejo levantado lo hacen tan públicamente y con un gran riesgo para ellos. Ese es nuestro llamado y no le rehuimos.


Las secuelas de la guerra civil en Sri Lanka. Pueblos divididos y más de
50 mil muertos, según datos de la BBC. Tomado de catchthefire.com.au

Cada periódico tiene su postura y no escondemos el hecho que tenemos la nuestra. Nuestro compromiso es mirar a Sri Lanka como una democracia transparente, secular y liberal. Piensen en esas palabras, porque cada una de ellas tiene un profundo significado. Transparente, porque el gobierno debe ser una cuenta abierta al pueblo y nunca abusar de su confianza. Secular, porque en una sociedad multiétnica y multicultural como la nuestra, el secularismo ofrece el único terremo común por el cual podríamos estar unidos. Liberal, porque reconocemos que todos los seres humanos son creados diferentes y necesitamos aceptar a los otros por lo que son y no por lo que nos gustaría que fueran. Y democrática... bueno, si necesitan que les explique por qué esto es importante, mejor dejen de comprar este periódico.

The Sunday Leader nunca ha buscado seguridad al articular sin cuestionamientos el punto de vista mayoritario. Enfrentémoslo, esa es la forma de vender periódicos. Por el contrario, como lo demuestran a lo largo de los años nuestras piezas de opinión, a menudo dimos voz a ideas que mucha gente encuentra sin gusto. Por ejemplo, hemos consistentemente abrazado la visión de que mientras el terrorismo separatista debe ser erradicado, es más importante apuntar a sus raíces, y hemos urgido al gobierno a ver la disensión étnica de Sri Lanka en el contexto de la historia y no a través del telescopio del terrorismo. Hemos, además, agitado contra el terrorismo en la tan llamada guerra contra el terror, y no hicimos secreto nuestro horror el que Sri Lanka sea el único país en el mundo que rutinariamente bombardea a sus propios ciudadanos. Por estos puntos de vista nos han etiquetados como traidores, y si esto es traición, pues llevamos esa etiqueta orgullosamente.

Mucha gente sospecha que The Sunday Leader tiene una agenda política: no es así. Si nos mostramos más críticos del gobierno que de la oposición es solamente porque creemos que- ruego excusarme al usar el argot del cricket- no hay anotación cuando se bolea al lado de los fildeadores. Recuerden que en los pocos años de nuestra existencia en que la UNP ha estado en el poder, probamos ser la más grande espina en su cuerpo, exponiendo los excesos y la corrupción donde sea que ocurriese. En efecto, la estable publicación de vergonzozas situaciones bien podría haber servido para precipitar la caída del gobierno.

Pero nuestro disgusto por la guerra no debería interpretarse como un apoyo a los Tigres. El LTTE está entre las más despiadadas y sangrientas organizaciones que jamás hayan infestado el planeta. No es un triunfo el decir que debe ser erradicada. Pero hacerlo violando los derechos de los ciudadanos tamiles, bombardeándolos y disparándoles inmisericordemente, no sólo es equivocado, sino que avergüenza a los cingaleses, cuyo clamor por ser custodios del Dhamma es eternamente puesto en duda por esta postura salvaje, mucha de la cual es desconocida debido a la censura.

Lo que en realidad es más una ocupación militar del norte y este del país condenará a la gente tamil de aquellas regiones a vivir eternamente como ciudadanos de segunda clase, privados de toda autoestima. No crean que podrán aplacarlos mostrando "desarrollo" y "reconstrucción" en la era post-guerra. Las heridas de la guerra los aterrorizará por siempre y tendrán también una aún más amarga y odiosa diáspora para contener. Un problema susceptible de una solución política se tornará así en una herida enconada que dará paso a una confrontación eterna. Si me veo molesto y frustrado es solamente porque la mayoría de mis compatriotas -y todos los del gobierno- no puedan ver este escrito tan claramente en la pared.

Se sabe muy bien que he sido atacado brutalmente dos veces y que en otra ocasión mi casa fue tiroteada con ametralladoras. A pesar de las declaraciones hipócritas del gobierno, la Policía nunca llevó a cabo una investigación para descubrir a los autores de estos ataques y los agresores nunca fueron detenidos. En todos estos casos tengo motivos para creer que los ataques fueron propiciados por el Gobierno. Cuando finalmente sea asesinado, será el Gobierno quien me asesine.

Lo irónico de esto -algo que ignora la mayor parte de la sociedad-, es que el presidente Mahinda Rajapaksa y yo somos amigos desde hace más de 25 años. De hecho, sospecho que soy una de las pocas personas que suele llamarle por su nombre y emplear el tratamiento familiar en cingalés -oya- al hablar con él.

Mahinda Rajapaksa, presidente de Sri Lanka.
Tomado de seithy.com

Aunque no asisto a las reuniones que suele organizar periódicamente con los directores de periódicos, casi nunca pasa un mes sin que nos veamos, en privado o con algunos amigos íntimos, a altas horas de la noche en la residencia presidencial. En estas ocasiones intercambiamos anécdotas, hablamos de política y hacemos bromas sobre los buenos tiempos. Por tanto, resulta apropiado que le dirija unos comentarios en estas líneas.

Mahinda, cuando finalmente lograste abrirte camino y obtener la candidatura a la presidencia por el Partido Libertad de Sri Lanka en el 2005, en esta columna recibiste una acogida más favorable que en ningún otro lugar. De hecho, rompimos con una tradición de una década al emplear tu nombre, en lugar de tu apellido, para hablar de ti. Eran tan conocidos tus compromisos con los derechos humanos y los valores liberales que te recibimos como una bocanada de aire fresco. Más tarde, en un acto de temeridad, te viste involucrado en el escándalo de Helping Hambantota. Después de un profundo examen de conciencia revelamos lo ocurrido y te instamos a que devolvieras el dinero. Para cuando lo hiciste, varias semanas más tarde, tu reputación ya había recibido un duro golpe. Es algo que aún intentas olvidar.

Tú mismo me dijiste que no anhelabas la presidencia. No tuviste que anhelarla: la pusieron a tus pies. Me has dicho que tus hijos son tu mayor felicidad y que te encanta estar con ellos cuando permites que tus hermanos manejen la maquinaria del estado. Ahora quedará claro para todos que esa maquinaria ha sido manejada tan bien que mis hijos perderán a su padre.

Tras mi muerte sé que harás las declaraciones hipócritas de costumbre y pedirás a la Policía que lleve a cabo una investigación rápida y exhaustiva. Pero al igual que ha sucedido con todas las investigaciones anteriores esta tampoco descubrirá nada. La verdad es que ambos sabemos quién estará detrás de mi muerte, pero no nos atrevemos a decir su nombre. Pues no sólo mi vida está en juego, sino la tuya también.

Tristemente todos los sueños que tuviste para nuestro país en tus días de juventud, en tan solo tres años los has reducido a la basura. En el nombre del patriotismo has pisoteado los derechos humanos, alimentado una desenfrenada corrupción y derrochado dinero público como ningún otro presidente antes que tú. De hecho, tu conducta ha sido como la de un niñito que de repente se lo suelta en una juguetería. Esa analogía es, quizás, inadecuada, porque ningún niño ha causado tanto derramamiento de sangre en esta tierra como lo has hecho, o pisoteado los derechos de sus ciudadanos como tú. A pesar que estás tan embebido del poder que no te deja ver, tendrás que lamentar que tus hijos sean tan ricos en una herencia de sangre. Ello solo puede traer tragedia. Por mi parte es con una clara conciencia que voy al encuentro con mi Creador. Deseo, cuando te llegue tu momento final, que puedas hacer lo mismo. Lo deseo.

Por mi parte, tengo la satisfacción de haber caminado siempre erguido y de no haberme doblegado nunca ante ningún hombre. Y no he hecho este viaje solo. Otros compañeros de otras ramas de los medios informativos han caminado conmigo: casi todos están muertos, encarcelados sin juicio o exiliados en países lejanos. Otros caminan bajo la sombra de la muerte que tu presidencia ha proyectado sobre las mismas libertades por las que antes luchaste con tanta fuerza. Nunca se te permitirá olvidar que mi muerte se ha producido bajo tu mirada. Aunque reconozco que estarás angustiado, también sé que no tendrás más remedio que proteger a mis asesinos: te encargarás de que los culpables nunca sean condenados. No tienes más remedio. Me apena por ti, y Shiranthi tendrá un largo tiempo para estar de rodillas cuando luego vaya a confesar no sólo sus propios pecados que deba confesar, sino aquellos de su extendida familia que te mantiene en el poder.

A los lectores de The Sunday Leader, qué otra cosa puedo decirles sino darles las gracias por el apoyo que han brindado a nuestra misión. Hemos apoyado causas impopulares, defendido a los débiles que no podían defenderse, chocado de frente con los poderosos que, hinchados de poder, habían olvidado sus orígenes; hemos denunciado la corrupción y el despilfarro de las rupias de sus impuestos que tanto les ha costado ganar, y nos hemos asegurado de que, independientemente de la propaganda del día, pudieran escuchar una opinión contraria.

Por esto, mi familia y yo hemos ahora pagado el precio que sabía, desde hace mucho tiempo, que algún día debía pagar. Estoy, y siempre he estado, dispuesto a pagarlo. No he hecho nada para evitar las consecuencias: no tengo seguridad, no tomo precauciones.Quiero que mi asesino sepa que no soy un cobarde como él, que no me oculto tras escudos humanos mientras condeno a miles a la muerte. ¿Quién soy yo entre tantos? Hace mucho que está escrito que me quitarán la vida y también quién lo hará. Lo que queda por escribirse es cuándo se hará.


Sepelio de Lasantha Wickrematunge. Su ex esposa, Raine, madre de sus
tres hijos, llora junto al cadáver. Tomado de sundaytimes.lk

Que The Sunday Leader continuará librando una guerra justa también está escrito. Pues no he luchado solo. Muchos más de los nuestros tendrán que ser -y serán- asesinados antes de que entierren al Leader. Espero que mi asesinato no se entienda como un fracaso de la libertad, sino como una fuente de inspiración para que los supervivientes redoblen sus esfuerzos. De hecho, espero que ayude a galvanizar las fuerzas que guiarán a una nueva era de libertad en nuestra amada madre tierra. También espero que abra los ojos de su Presidente el hecho de que a pesar de que muchos sean masacrados en el nombre del patriotismo, el espíritu humano resistirá y florecerá. Ni todos los Rajapakses juntos pueden asesinar eso.

A menudo la gente me pregunta por qué tomo tales riesgos y me dice que es cuestión de tiempo antes que sea eliminado. Desde luego que lo sé: es inevitable. Pero si no lo decimos ahora no quedará alguien que pueda hablar por los que no lo pueden hacer, no importa si sean minorías étnicas, los discapacitados o los perseguidos. Un ejemplo que me ha inspirado a través de mi carrera en periodismo ha sido el del teólogo alemán Martin Niemöller. En su juventud era un antisemita y admirador de Hitler. Sin embargo, a medida que el nazismo tomó el control de Alemania, él vio lo que realmente era: Hitler no solamente buscaba extirpar a los judíos, sino a cualquiera con un punto de vista alternativo. Niemöller habló y por ello fue encarcelado en los campos de concentración de Sachsenhausen y Dachau de 1937 a 1945, donde estuvo muy cerca de ser ejecutado. En prisión escribió un poema que, la primera vez que lo leí en mis años de adolescente, se quedó preso en mi mente:

Primero vinieron por los judíos
Pero como yo no era judío, no dije nada
Luego vinieron por los comunistas
Pero como yo no era comunista, no dije nada
Luego vinieron por los sindicalistas
Pero como yo no era sindicalista no dije nada
Luego vinieron por mí, pero, para entonces, ya no había nadie más que dijera nada.

Si no recuerdas nada más, recuerda esto: The Leader está allí para ti, seas cingalés, tamil, musulmán, de baja casta, homosexual, disidente o discapacitado. Su personal luchará, sin doblegarse y desprovisto de temor, con el coraje al que ha estado acostumbrado. No den por sentado este compromismo. Que no haya duda que cualquier sacrificio que los periodistas hagamos no son hechos para nuestra propia gloria o enriquecimiento: son hechos para ustedes. Si lo merecen es otro asunto. Por lo que a mí respecta, Dios sabe que traté.

martes, enero 20

Del discurso a la tormenta

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Tomado de cbc.ca

Esperanza. Cambio. Utopía. Barack Obama genera diversas reflexiones hoy, un día al que ya parece muletilla calificarlo de histórico, pero que en realidad es uno de los mejores adjetivos posibles. Un día cuyo simbolismo va mucho más allá de las tierras estadounidenses, así los radicales nacionalistas digan lo contrario.
La suerte de Estados Unidos es la suerte de gran parte del mundo entero. La suerte de Estados Unidos, a pesar de los necios, es la suerte de Ecuador. Así que debe importarnos, y mucho.
No va a ser difícil ser mejor que Bush hijo. Esa será la tarea más fácil. Lo titánico será, y ojalá no derive en trauma, que tanta esperanza dure. Que tanta fe en un cambio, que tanto simbolismo libertario cargado del recuerdo de Lincoln y de Luther King, no se destruya rápidamente. Más bien que se continúe edificando.
¿Escepticismo? Siempre será necesario en la raza periodística. ¿Fe? Tan solo esperanza. Porque un hijo de padre africano, un ciudadano del mundo por sus continuos viajes desde niño, un abogado de Harvard que prefirió el servicio comunitario en las barriadas pobres de Chicago, tiene que ser alguien distinto. Sus raíces lo dictan. Su esencia lo obliga. La historia, contundente martillo, golpeará y dictará veredicto.

lunes, enero 19

Poe, mi querido Poe, y su teoría periodística

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Tomado de commons.wikimedia.org/

Nació hace 200 años, exactamente hoy. Edgar Allan Poe es genio de la literatura, creador del género detectivesco, poeta de una sensibilidad abismal y un maestro del relato corto de terror, con el que no quiso atemorizar, tan solo profundizar en las más escondidas entrañas de la sicología del ser humano. Quiso extirpar, con pinzas de cirujano, para luego esparcirlas en la mesa del quirófano, todas esas certezas que se piensan pero que no se dicen. Todos los fantasmas internos que nos pululan, nos habitan y nos atormentan. Y que también caminan junto a nosotros, aferrados a un grillete compartido.
Ese es Poe, mi querido Poe, aquel que me encaminó definitivamente a ser lector cuando lo descubrí en los libros viejos de papá, en los repetitivos momentos de vagancia adolescente. ¿Qué más se puede decir de este escritor estadounidense que vivió solo 40 años (1809-1849)? Mucho se escribe de él estos días de su bicentenario. Su historia -muchas veces más atrayente para algunos por el morbo de su atormentada y desordenada vida-; el análisis de su legado (una espectacular hemorragia de escritores, artistas, directores de cine, músicos, han sido tocados por sus textos), se esparce en medios y ensayos. El Universo escribió sobre él en su edición dominical; El Mundo y La Jornada también le dedican un espacio, y en EE.UU la polémica de a qué ciudad le pertenece más ese escritor que fue también un errante físico (porque además lo fue mental, ajeno al entendimiento de su época), atiza debates interesantes como este aparecido en Los Angeles Times y titulado ¿Quién es el dueño de Edgar Allan Poe?
¿Pero por qué mezclar teoría periodística y Poe? Lo creo firmemente. Para mí La Filosofía de la Composición (Philosophy of Composition en su original, también conocida como Método de composición) es un texto que bien puede trasladarse al oficio. Lo sé, Poe era literato y escribió ese ensayo para explicar paso a paso cómo materializó su más famoso poema, El Cuervo (1845) y desbaratar así las teorías románticas de que los escritores plasmaban sus obras luego de un arrebato divino de inspiración que rellenaba la inicial hoja en blanco.
Para él, su verso o su prosa podían ser matemáticamente explicados. Eso es justamente lo que creo se puede rescatar para el mundo periodístico. La Filosofía de la Composición de Poe es sinónimo de una palabra necesaria y muchas veces escasa en las Redacciones: planificación. Cada estructura, cada recuadro, fotografía y hasta un simple pie de foto de un reportaje, crónica, perfil y hasta de la misma noticia, puede ser planificado luego de tener la reportería necesaria.
Esos son los legados de Poe. Esa es la magia de una inteligencia fecunda. Cada quien podrá interpretar un cuento, un ensayo, de una manera distinta. Y cada quien podrá agradecer de variada forma lo que le dejó la lectura de sus textos. Uno de ellos repitió hoy un ritual anual en la tumba del escritor en Baltimore. Ese fanático desconocido, a quien su padre le legó la tarea que ya lleva puntualmente 60 años, busca las sombras de la madrugada (como en cualquier pasaje de Ligeia, La Caída de la Casa Usher o El corazón delator), se oculta con una capa larga y oscura y coloca en la tumba de Westiminster Burying Ground una botella de cognac a medio llenar y tres rosas. Es otro misterio de Poe. 200 años después.

La tumba de Poe en Baltimore (foto de Fernando Astudillo)

sábado, enero 17

Adictos, y también convictos

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Tomado de enmediodelruido.blogsome.com

Observen las miradas a su alrededor. En reuniones. En los centros comerciales. En los eventos masivos. Son ojos hacia abajo, clavados en una pantallita de 6x6. El celular nos tiene obsesionados, a veces diría que presos. Y más aún si es un Blackberry o cualquiera de esos aparatitos llamados Smartphones. Estamos hiperconectados; somos objetivos fáciles; nos pueden perseguir, cernir (hay hasta GPS en algunos celulares, ¿han pensado en lo que realmente significa
eso?). Si el servicio funciona no importa dónde este
mos: puede ser en Cuenca o Tokio; en Guayaquil o Nueva York. Si hay un messenger incluido (a no ser que se decida a bloquear todos los contactos y ni así porque quedan los messenger tipo BlackBerry) la instantaneidad nos acecha.

Son maravillosos realmente. Estoy hiperinformado, sé que pasa en el mundo (o en lo que las agencias informativas dicen arrogantemente que es el mundo) casi en el momento que ocurre si me suscribo a algunas alertas. Y mejor (¿o peor?) si uso Twitter, el telefonito no parará de timbrar, no dejará de vibrar o de sonar con mi nostalgia musical del momento. Hay más usos: si me pierdo, puedo salir de algún atolladero buscando en un mapa virtual. Sí, es cierto. Son espectaculares. Pero también enfrentémoslo: ¿Hasta qué punto no estamos cayendo en una adicción? ¿Cuántos de ustedes pueden dejar de chequear sus dos, tres, cuatro correos? ¿Cuántos pueden dejar de ver días o semanas, su Facebook o el Hi5?

No quiero sonar exagerado. Obviamente este cuadro se enmarca mucho más en lo que los marketeros llaman los adultos jóvenes contemporáneos (25 a 45 años). Lo que sí es real es que ya se viene hablando de la movildependencia y mucho antes ya se escribía y comentaba sobre la adicción al internet. Hay información seria sobre el asunto. Dos jóvenes menores de 18 años han sido tratados en España por su adicción al móvil; la Universidad Rutgers de Nueva Jersey realizó un estudio en que comparó la adicción al Blackberry con las características que tienen los drogodependientes y advirtió que en un futuro las compañías podrán ser objeto de demandas de sus trabadores adictos por el excesivo uso de los aparatos por obligación laboral. Además, hay sitios online especializados, como este de apoyo a abogados (Legalsupportpersonnel.com), que aconsejan cómo ayudar a un adicto a los teléfonos inteligentes luego que dan los tips necesarios para identifcar si alguien lo es.

¿Responde a mensajes a la medianoche? ¿Cuando no hay mensajes nuevos, aplasta el botón de refrescar? Solo dos preguntas divertidas que pueden arrancar un sí con sonrisa incluida a muchos. Creo, sin drama, que la realidad es que está en juego nuestra libertad individual y que estará más en riesgo la de los niños de hoy que vivirán más conectados que nunca a la tecnología. Lo reflexiono más luego de leer un texto entretenidísmo en el blog del periodista argentino Hernán Casciari, que hace de buen papá y que le lee a su hijita el clásico cuento de Hansel y Gretel. En ese momento cumbre en que los dos hermanitos están perdidos en medio de la nada en ese bosque tétrico y amenazante, la nena solo tiene una respuesta práctica: "No importa. Que lo llamen al papá por el móvil".

miércoles, enero 14

Periodismo sin compasión

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Tomado de www.ikhwanweb.com

No hay posibilidad de piedad. No hay opción a sentir pena ni compasión. Es el enemigo. Ni los casi mil muertos -la mayoría abrumadora de ellos civiles, entre esos 300 niños-, ni la desigualdad en armamento. No. En el análisis no debe haber medias tintas. El periodismo israelí no puede mostrar debilidad ante la invasión al pueblo palestino.
Eso lo ha vivido con fiereza estos días la periodista israelí Yonit Levi. ¿Su pecado? ¿El pecado de la principal anchor del noticiero estelar de Israel? Mostrar compasión, decir ante las cámaras que es difícil convencer al mundo que la guerra es justificada cuando Israel tiene un muerto y la nación palestina 350 (en ese momento de su declaración).
No voy a entrar a decir quién tiene la razón. El problema judío-palestino es tan intrincado que asegurar que uno de los dos está en lo cierto es, a estas alturas, absurdo. Ya, cuando la guerra y el odio alcanzan esos niveles, no hay razones. Hay solo errores. Dolores mutuos. Destrozos conjuntos.
No es ese el análisis. Lo de fondo, en lo que tiene que ver con el periodismo, es lo perverso que pueden llegar a convertirse los mensajes en una sociedad que no disfruta de un periodismo mínimamente equilibrado.
Porque la "debilidad" de Levi al "debilitar la moral nacional" con entrevistas "empáticas" con árabes de Gaza, como se lo reprochan miles de israelíes, ha generado una oleada de críticas que provocaron que la presentadora llore en su noticiero.

Yonit Levi. Tomado de onejerusalem.com

No se le pudo tolerar estas entrevistas a palestinos en Gaza y que les pregunte sobre las víctimas civiles. Su trabajo normal de periodista -ese de entrevistar a parte y parte de un hecho con dos aristas enfrentadas- causó un movimiento en la red al lanzarse una campaña para recoger 10 mil firmas que exigían su renuncia al canal. Diez mil que se quedaron cortas. En cuestión de días la lista llegó a las 34 mil adhesiones.
Sí, en el periodismo israelí no hay cabida para la compasión estos días. Su visión es de una sola línea, como lo dice este interesante análisis de la AFP titulado En tiempos de guerra, luna de miel entre la prensa y la sociedad israelíes. Y el patriotismo de su audiencia llega a límites increíbles que se analizan en reportes especializados en que se detalla que la expresión facial de algunos presentadores de televisión, como por ejemplo Dana Weiss, exudan "claro dolor y pena" al hacer entrevistas.
Las cartas han llegado al Ombusdman del canal 2 (donde trabajan Levi y Weiss). Una, de un molesto televidente, dice lo siguiente: "Como padre de un soldado en combate de los Cuerpos Armados, ¿cómo puedo suponer que deba enviarlo a la batalla cuando escucho tales sentencias de la mencionada señorita (Levi) y concluyo, por su contenido, que esta guerra es injustificada? ¿Cómo puedo enviar a mi hijo a la batalla cuando la televisión de la nación de Israel anuncia con pompa que estudiantes llevan a cabo una protesta contra la guerra?
Yo hago más preguntas: ¿En tiempos de guerra se aplica otra ética al periodismo? ¿En tiempos de guerra, cómo puedo lidiar con mi nacionalidad, con mi pasado y mis raíces? ¿En tiempos de guerra hay que esconder información para alimentar ese malévolo deseo del poder de que lo que no se publica no existe? (Esta última pregunta me recuerda tanto a la crítica oficial a la prensa por publicar los delitos en Guayaquil porque "se eleva" la percepción de inseguridad).

Tomado de u2r2h-documents.blogspot.com

Tal vez el mejor ejemplo de una evolución en esa conciencia ética de periodismo en guerra fue el de Vietnam en los Estados Unidos. Vietnam le abrió los ojos a la sociedad americana, tal como lo recuerda ese ícono del periodismo norteamericano, el ex editor de The Washington Post, Ben Bradlee, en una reciente entrevista con diario El País. Fue la prensa la que desenmascaró y dijo que la guerra se estaba perdiendo, que no era cierto lo que se decía que era cierto a miles de kilómetros de distancia. Fue la prensa la que ya no le hizo el juego al poder y de una vez por todas entendió que hacer periodismo no era hacer patrioterismo. Fue, esa prensa también, la que luego se consolidó en el entendimiento del contrapoder con Watergate, la que le demostró a una nación -con sus errores incluidos- que una sociedad está mejor servida con una prensa independiente que fiscalice al poder, que con una complaciente que busque la asepsia que debe encontrarse en los hospitales.

miércoles, enero 7

Apocalipsis ¿now?

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Ya llega el fuego eterno. O tal vez no viene como fuego, sino en forma de hacha. Un hacha espeluznante, como aquella que bamboleaba de la mano de un Jack Nicholson con una cara de horror difícilmente superada en la historia del cine en esa espléndida The Shining (El resplandor), a mi gusto la mejor película de terror que he visto.
Sí, viene el apocalipsis. Los medios se desbaratan, quiebran. Periódicos clásicos de estados como
Kansas cierran sus ediciones impresas y otros de Connecticut se salvan a última hora con un inversionista milagroso que llegó en tiempo extra. Diario Hoy, el periódico hispano de circulación gratuita en Nueva York salió en impreso hasta el 31 de diciembre. Los que en Estados Unidos salían de lunes a domingo ahora salen de lunes a viernes. Los que decidieron salir de lunes a viernes ahora salen lunes, miércoles y viernes. Y algunos de estos, como Hoy, sentenciaron que no van más, que su mundo es ahora exclusivamente online. The New York Times, clásico periódico conservador (que sorprendentemente hasta hace muy poco tenía escaso color), deja atrás sus reliquias del pasado y le da vía libre en su primera página a la publicidad, algo impensando recientemente.



Tomado de haymansbeard.blogspot.com

Sí, viene el apocalipsis. Y los blogs especializados, los análisis de la industria, no dejan de mencionar el tema con más fuerza en estos días. Hay internautas dedicados a registrar y contar la muerte lenta de los medios.
The media is dying es un espacio en twitter creado para hacer el conteo de lo que significa su nombre: Los medios están muriendo. Que si tal canal deja de dar noticias en las mañanas para dar infomerciales; que si dos diarios de Canadá ¡van a compartir un editor general!; que si ABC ahora solo se confiará de BBC para sus reportes en Iraq (ahorro y más ahorro), o que si otro medio despidió a 22 personas de la redacción el mismo día. La lista es larga y este twittero recibe informaciones de todo el mundo a un ritmo vertiginoso y espeluznante.



Tomado de theliborios.es

Sí, el apocalipsis está en el primer mundo. Pero a mí la reflexión que me ha llamado más la atención en medio de esta vorágine de terror mediático ha sido una del periodista español Juan Antonio Giner, Director fundador de
Innovation, grupo de consultoría internacional de medios que ha hecho trabajos en Ecuador.
Para
Giner el internet no salvará a los malos periódicos. "Este es el mismo periódico -refiriéndose al cierre de Hoy de Nueva York- que en el 2004 mintió sobre su circulación. Un mal periódico con malos administradores. Con 16 periodistas para cubrir a millones de hispanos en Nueva York. Parece una broma".
Es la bancarrota de un pobre periodismo y una pobre administración, continúa. Estaba muerto y está muerto, recalca, porque internet es muy poderosa, pero no hace milagros. Giner, en una segunda
nota enfatiza ese concepto de que estos productos que deciden mutar del impreso al online son cadáveres en vida que luego serán cadáveres reales.
"Ir al online no solucionará sus problemas. Si no fuiste capaz de hacer dinero en papel, ¿cómo sobrevivirás en el mundo online?", se pregunta y da la luz sobre cuál es el punto a reflexionar: "Solamente los periódicos impresos que hagan dinero teniendo a sus lectores y anunciantes e invirtiendo en la parte online, sobrevivirán. ¿Si no fuiste innovador en papel, cómo creerte que lo vas a ser online?".
¿Es esta una reflexión solo para los grandes imperios mediáticos del primer mundo? No lo creo. Por eso la pregunta del título de este post: "Apocalipsis ¿now?". ¿Cómo lo evitamos? ¿cómo contribuimos desde nuestro pequeño trabajo para que ese ahora no llegue?

sábado, enero 3

Futurología 2009-2020

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Es época del oráculo. Es tiempo de hacer balances, de advertir, prevenir o simplemente de avizorar. Las predicciones de lo que se viene en el mundo de los medios de comunicación, tanto los tradicionales como los online, dan bastantes elementos para reflexionar en estos días de inicio de año.
Les comparto dos propuestas. Una vía twitter del sitio británico http://www.journalism.co.uk/, cuyo lema es "el site esencial para periodistas", que se centra en las predicciones para el periodismo en el 2009; y otra, más profunda, del Pew Research Center de los Estados Unidos, que analiza el futuro del internet, en un espectro más amplio, hasta el 2020.
Journalism.co.uk pidió a gente vinculada a los medios de comunicación que contesten, vía twitter, es decir en máximo 140 caracteres, qué se viene para la industria en el 2009.
Algunas de las visiones más interesantes (acá el link) se pueden resumir así:
  • Mayor integración de herramientas de redes sociales
  • Explosión de documentales solo en online
  • Mucha más tendencia hacia periodismo local (la crisis pasa factura más y más, y hay diversas visiones, una, que va en la línea opuesta, la de la muerte lenta de los medios locales, puede leerse en el análisis llamado Cuando los perros guardianes no ladran publicado en The New York Times)
  • Bajos salarios
  • Personal antiguo lidiando con la necesidad de ser polifacéticos
  • Más publicaciones dejarán el papel y pasarán a ser solo online

En cambio, el Pew Research Center publicó un estudio en base a una encuesta a 1.196 líderes, activistas y analistas de internet de todo el mundo, titulado el Futuro del Internet III: cómo lo ven los expertos. Acá el texto original.

Dos puntos que me parecen interesantísimos del estudio son:

  • Los aparatos móviles serán la herramientas de conexión primaria al internet para la mayor cantidad de personas en el mundo en el 2020.
  • La división entre tiempo personal y tiempo del trabajo y entre la realidad sicológica y virtual se eliminará para cualquiera que esté conectado a la red, y los resultados de esto se mezclarán en su impacto en las relaciones sociales básicas. Dicho mucho más fácil: La conectividad será total y casi no habrá diferencia en nuestros tiempos libres, ya que mucho del trabajo invadirá en cualquier momento del día a los empleados (¿ya no lo estamos viviendo de a poco?)

Lo positivo es evidente. Y se asegura que vendrán muchas maravillas en las premoniciones del internet. Pero, dándole la razón esta vez a los feroces críticos de los periodistas que nos acusan de que buscamos lo malo cuando publicamos noticias, comparto dos visiones realmente estremecedoras de qué es lo que vendrá:

"Para el 2020, la internet habrá hecho posible el monitoreo y manipulación de la gente por parte de los empresarios y gobiernos en una escala nunca antes imaginada. La mayoría de la gente habrá, felizmente, comerciado su privacidad (consciente o inconscientemente) por beneficios como consumidor tales como conveniencias en aumentos y bajos precios. Como resultado de ello, la línea entre el marketing y la manipulación habrá ampliamente desaparecido". Nicholas Carr, autor de Rough Type blog and The Big Switch.

"La vida real tal como la conocemos se acabó. Pronto, cuando alguien mencione la realidad, la primera pregunta que haremos es '¿a qué realidad te refieres?' Escogeremos nuestras realidades y en cada una habrá verdades relativas a esa realidad, y así seleccionaremos nuestra verdad". Barry Chudakov, Chudakov Company