jueves, diciembre 3

Me apenan mis hijas


Tomado de http://isabelaveneno.files.wordpress.com

La muerte, el delito, viaja en moto en Guayaquil y por eso tengo un reflejo cuando oigo a una. Esta vez no me funcionó. Lo único que oí fue un "te mato hijo de puta" y enseguida me quedé sin reloj, dinero, celular. Solo quería comprar pan, como lo debe hacer, con calma, cualquier ciudadano, para empezar su rutina diaria.
Pero la rutina, en Guayaquil, en Ecuador, cada vez se impregna más del absurdo. Porque es absurdo que comencemos a creer que lo anormal es normal. Es insensato que bajemos la cabeza, que aceptemos que la anarquía gobierne y que hoy alguien me sugiera que debo comprar el pan desde la casa. Y que mi vecina de puesto en mi oficina me diga que a otra compañera le robaron otra vez anoche en su ruta hacia su casa.
Me apenan mis hijas. Me da un profundo dolor cuando las veo, temerosas, preguntando si la zona en la que vamos es peligrosa. Pensando, a los ocho años, que un ladrón puede destruir una ventana. Intuyendo que pueden llevarse su juguete. Que debe cuidarlo con el cuerpo. Ocultarlo. ¿Cómo les explico que deben preferir el vidrio cerrado al golpe del viento que me hacía sonreír con una servilleta al vuelo cuando era niño? ¿Cómo lo hago? ¿Cómo les digo que viven en una ciudad, en un país, donde no pueden jugar libremente como cuando yo lo hacía de niño? ¿Cómo les hago entender que una bicicleta en las calles no es una opción segura? ¿Cómo? ¿Alguien tiene una respuesta?
Una vez más me lleno de preguntas. ¿Qué más hacemos desde el periodismo? Hemos hecho tantos temas, innumerables historias. Vi, reporteando, caras de luto de madres luego de la tragedia que se llevó a sus hijos. Oí sus quejas, su resignación. Atisbé sus lágrimas. Hicimos y hacemos tantas series, reportajes especiales, radiografías, informes, centrales, entrevistas, perfiles, editoriales, que ya, a veces, no sé qué más podemos hacer. ¿Pasa algo? ¿Logramos algo? Sigo, terco, creyendo que sí lo podemos hacer. Que debemos ser parte de la alerta para un cambio.
Por eso, con un grupo de bloggeros, de twitteros, de gente interesada en la tecnología y en su aporte a la sociedad, estamos impulsando el website delitosecuador.com similar a los que hay en otros países latinoamericanos. Es un mapa de la inseguridad que muestre, a medida que los usuarios van incluyendo los datos delictivos, las zonas rojas de las diversas ciudades del país. No como un muro de lamentos, sino como una guía, una herramienta colectiva para tomar decisiones. Y para hacer tomar decisiones a la Policía, que es la encargada, junto con las autoridades gubernamentales, de darnos garantías ciudadanas. Necesitamos manos para mejorar lo ya hecho. Necesitamos gente (diseñadores, periodistas, marketeros, programadores...) que puedan aportar con sus ideas en el grupo de Google creado para el asunto llamado Delitos Ecuador.
Vuelvo a las autoridades. Debe haber un Eliot Ness en la Policía ecuatoriana. Debe haber varios. Me resisto a creer que no hayan personajes dentro de esa institución que no se conmuevan con lo que pasa a su alrededor. Que no se indignen con todo lo que ven. Que no griten de una vez por todas que ya basta con lo que está pasando. ¿Los hay? ¿Dónde están? ¿Qué hacemos los periodistas? ¿Qué más hacemos?

9 comentarios:

Alexandra dijo...

Acabo de leerlo fernando, no tengo hijos, pero me conmovio, todo lo que haciamos de pequeños, con toda la libertad del mundo, sin que nuestros padres se preocuparan, ..quedo en esto, EL PASADO, es imposible, que las nuevas generaciones disfrutren como lo hicimos nosotros, ,,donde jugaran los chicos de ahora sin miedo?? ..en una burbuja? no hay lugar, ni un centimimetrro de esta mi querida ciudad que no este poblada de ladrones, ....es que debemos retroceder para sembrar temor en ellos, cortarles una mano si roban, para ver si por verguenza dejan de intimidarnos....ansio que aparesca un justiciero, como un caballero de reluciente armadura, pero con buenas armas para que mate a tantos como pueda...

en fin, buen blog, que te hace reflexionar, y mirar mas nuestro alrededor cada vez que salimos,....

Anónimo dijo...

Vivir un asalto o un secuestro es impactante, te marca para siempre. Cuando tenía 8 años (de eso 21 años) nos asaltaron en el sur, estabamos comiendo con mi familia, mi hermano tenia 8 meses aprox. y los ladrones apuntaron a mi papá, querian el reloj y la billetera. Sino fuera por un señor que tenia un arma, nose que hubiera pasado, pero los ladrones al huir sin nada apuntaron del lado en donde estaba mi hermano y dispararon. Afortunadamente la bala dio en la puerta. Desde ese momento no puedo andar tranquila por Guayaquil. Desde ese momento mi papá carga un arma en el carro. Un dia la dejó sin querer en la casa, a la vista, mi hermano de 2 años en esa época la cogió y disparó hacia adelante. Pudo pasar lo peor. Pensamos que teniendo un arma podiamos frenar al delincuente. Mentira... pueden ocurrir desgracias muy lamentables. Mi papá sigue con la pistola en el carro. Hace dos años le hicieron secuestro express. Casi lo matan por la bendita pistola, los ladrones vieron que tenia el permiso mas no el arma y obligaron a mi papá a ir hasta su casa para que les de el arma. De esa manera el ladrón obtiene el objeto que lo hace más poderoso: la pistola.
Mi papá ya no tiene el mismo carro, dice que esos carros los roban mucho, no tiene arma tampoco.
Como ven, la única solución es... pues no lo se, debe haber alguna. Pero cargar armas para matar delincuentes no es la solución. Es como el documental de Michael Moore, Bowling for Columbine. La mayoría de personas en los Estados Unidos anda con algun tipo de arma, pero esto más que ayudar ha hecho que existan más crimenes.
A mi también me da temor el mañana. Como dice la canción de Maná Dónde jugarán los niños?

Fernando Astudillo dijo...

Alexandra, creo que tu sentir es el de muchos, pero lo de la justicia con mano propia estoy convencido que no es la solución adecuada. Y sí, da mucha pena ver al pasado, que no es que haya sido inmaculado, pero que en este caso particular (el de los delitos) sí fue mejor. Uno podía caminar con más tranquilidad, jugar en las calles sin que tus padres tengan una angustia de qué puede pasar.

Gonzalo España Saavedra dijo...

Quetal Fernando..
A ti te apenan tus hijas
A mi mi madre nunca me lo dijo, o bueno, tal vez prefirió no decírmelo, porque el grupo de anarquistas a los que tu te refieres tienen amplia cobertura.
Guayaquil, Ambato,El Cármen, Macas, Quito. qué se yo. Me gustaría saber si Eliot Net ha escuchado alguna vez hablar de estas ciudades.
Lo cierto es que cuando sufrí un asalto en la Plaza Indoamérica en Quito, él fue la última persona en la que pensé, y por supuestopensé en mí, en mí solamente porque ya tengo claro que sufrir un asalto no es lo mismo que tomar una ducha en casa.
Se siente mucho frío pero a causa de los nervios, no hay nadie que te puede auxiliar, y menos si se te ocurre llamar al policía estrella de las películas
Nada que ver...
Creo que mas bién se trató de una cuestión de suerte, ya que los señores anarquistas sí pudieron


"tomarprestados" mi dinero,mi reloj, mi teléfono celular, y por supuesto mi tranquilidad.
Al igual que tu Fernando me planteo la misma pregunta
¿Qué hacemos?

Fernando Astudillo dijo...

Me lo sigo preguntando todos los días, Gonzalo. Espero que podamos generar aportes como ciudadanos desde nuestros pequeños espacios, por más chicos que parezcan. Y esperemos que, algún día, podamos tener confianza en las autoridades que tienen la misión de brindarnos seguridad.

Unknown dijo...

Que tal Fernando, a mi parecer el problema de la delincuencia no se resuelve reforzando a la policía. Al menos eso es lo que hace Guayaquil desde hace ya algunos años y tu mismo das fe de la inseguridad que tiene. Esta claro que el problema de la delincuancia es causado por la desigualdad abismal y perversa que propaga el sistema y que los medios lo reafirman o lo naturalizan. La labor del periodista es justamente develar los porques de los actos delincuanciales más no estigmatizar a las personas que lo comenten. Tomando un medio de comunicación como escenario para juzgar el hecho y no hacer un análisis, cosa que lo hace a diario Bernardo Abad en su noticiario televisivo en el segmento dirigido a la "comunidad". Esta clase de periodismo conlleva a "tomar justicia por propia mano".
Si contextualizamos prtofundamente un hecho delincuancial alo mejor podremos encontrar más y mayores culpables que el propio delincuente. Hasta se podría hacer crónica roja rsponsable, que no atemorice a la sociedad, sino que la alerte y le haga ver más allá del sentido común.

saludos
fabián

Fernando Astudillo dijo...

Es muy cierto, Fabián, lo que dices de ese periodismo que confunde peligrosamente la información con la opinión. Los espacios comunitarios en la televisión han hecho de esa forma una antiescuela lastimosamente. Me gusta tu frase "encontrar más y mayores culpables que el propio delincuente". Es una reflexión muy profunda que recuerda una de las esencias del oficio: fiscalizar. Muchas gracias por tu reflexión.

Maria Checa dijo...

Me apenan mis hijas
Yo no sé si un poco de economía, filosofía y sicología basta para dar una respuesta pero es digno intentarlo, cuando uno aprende como se sostiene el sistema capitalista sabe que queda lumpen y que este se volverá violento por el resentimiento, que cuando uno justifica las debilidades con doctrinas humanistas débiles, vuelve débil a sus próximos y ellos se vuelven dependientes y tullidos, que cuando se difunde imágenes, sonidos y efectos varios que adoctrinan como los violentos y sádicos que lo hacen los reportajes de casi todos los medios de comunicación por alcanzar un mayor mercado, vuelve parca e insensible a la sociedad que recibe el mensaje, lo que hay que hacer es regular los mas media con una ley que haga de ellos, instrumentos de evolución de una sociedad y no lo que son ahora, sensacionalistas y amarillistas.

Fernando Astudillo dijo...

María, siempre será digno buscar la filosofía para hallar respuestas a nuestras angustias. Gracias por sus palabras. Su reflexión apunta a una crítica a varios estamentos: el poder político que busca una visión paternalista; un poder económico que no genera riqueza, sino que solo la atesora, y un sistema comunicacional que tiene errores, por supuesto. Es un análisis transversal para ponernos a pensar a cada uno en nuestras áreas.