jueves, enero 21

Bajemos del pedestal


Tomado de www.4.bp.blogspot.com

Samuel Zell tiene una pregunta tan difícil que no encuentra respuesta por ningún lado: ¿Cómo se puede convertir en dinero un premio Pulitzer?
Zell, propietario de los diarios Chicago Tribune y Los Angeles Times (62 premios Pulitzer entre los dos), es uno más de los ejecutivos de grandes medios que batallan para salir del hoyo financiero que tienen muchos grupos mediáticos del primer mundo por dos elementos que se juntaron para devastar: la crisis mundial y el clímax de un proceso en que internet se consolida como el medio más fácil para conseguir información. Y gratis.

La historia de Zell es una de las que comparto en estos días con unos cincuenta editores de Latinoamérica en el curso online El desafío y las oportunidades del periodismo digital del Centro de Periodismo Digital, un programa de administración conjunta entre la Universidad de Guadalajara y el International Center for Journalists (ICFJ).
Conocer, a través de foros, las diversas realidades periodísticas de Latinoamérica es cosechar ideas excelentes de qué hacer, en este momento capital en que el oficio está cambiando en sus formas, no en sus esencias. Hay muchas preguntas aún, escasas recetas absolutas del deber ser, lo que implica un camino virgen, inexplotado, listo para los periodistas creativos de la región que quieran adentrarse en él. ¿Se nos viene la hecatombe? ¿Qué aconsejan los editores latinoamericanos? Comparto cuatro puntos que creo esenciales:

1. Bajemos del pedestal. Necesitamos olvidarnos de ese periodismo soberbio, que no interactuaba con sus audiencias, que escasamente recibía una retroalimentación de lo que se hacía. Hoy la comunicación es de múltiples vías, de redes sociales.
2. El internet no es el futuro. Es el presente.
3. Los periodistas deben rastrear al máximo sus textos (hacerlos bien, como siempre), pero también seguir a las audiencias que consumen esos textos. Ser periodistas, pero también interesarse por el marketing y la tecnología.
4. El periodismo no desaparecerá. La necesidad de narradores capacitados que ordenen, intepreten y transmitan eficazamente los textos está garantizada. Los que desaparecerán son los periodistas que se anquilosen. Que no entiendan que hay un cambio. Que el futuro ya llegó.

No hay comentarios: