martes, abril 13

Se viene el Armagedón periodístico


Tomado de http://www.robertfinkelstein.files.wordpress.com/

El poder oficial es el invitado principal de los medios públicos en Ecuador, que en la cruda realidad no llegan a ser públicos, sino estatales.
Un reciente informe de Fundamedios lo demuestra. Ese estudio, publicado en Diario El Universo, ha molestado a ese poder mediático (ese que prefiere largamente a los ministros y sus profecías de paraísos, que a los ciudadanos a los que dice priorizar), y ha iniciado una evidente campaña contra los médiums, los mass-media, los medios burgueses o poderes fácticos, esas etiquetas singulares con las que han agrupado generalizadoramente a toda la prensa privada.
Entonces, como eso se publica, como esa herida se la restriega, lo que se viene es el anuncio del Armagedón, el infierno para esa prensa privada que sigue -atrevida- ejerciendo su labor fiscalizadora a ese poder. Claro, con errores, como siempre los ha tenido. Con carencias y falta de autocrítica, como siempre las ha tenido, falencias que deben ser motivo de análisis internos y rectificaciones.
Ese Apocalipsis comienza con un adelanto de El Telégrafo, que en un editorial increíble titulado "Crisis de lectoría", alerta sobre el terror de esos medios privados ante un evidente deterioro de su público lector y porque -atención- se viene el periodismo que "el pueblo espera".
"(...) Deberían transparentar sus cifras de circulación. En ese momento, el Ecuador entero se daría cuenta de que toda esa guerra mediática contra El Telégrafo no es otra cosa que el síntoma aterrador de un nerviosismo por la llegada de dos competidores que el pueblo espera: El Telégrafo con el mismo concepto, pero con primicias e información de actualidad y un Diario Popular que retrate a la mayoría, respetando la dignidad del ser humano", se asegura.
La primera alerta del Armagedón la da entonces el diario oficial. Al día siguiente, muy en la mañana, GamaTV, canal incautado, sigue la misma línea. Es solo una coincidencia. Ahora muestra un reportaje en que asegura que los dos principales diarios del país, El Universo y El Comercio, que junto a Hoy y Expreso, principalmente, han ejercido un periodismo fiscalizador al gobierno de la revolución, están perdiendo lectoría en un "proceso imparable", como dramáticamente lo enfatiza su periodista, Hermes Campoverde.
Entonces, ad portas del Apocalipsis, releo lo que dice el presidente de EcuadorTV y la Radio Pública y coordinador de los medios incautados en Ecuador, Enrique Arosemena. Él, que se ufana de que el noticiero de TC Televisión -antes rehén de una forma dolorosa de hacer periodismo y ahora rehén de otra forma torpe de hacer propaganda- es el más visto ya que "ha mantenido su línea exitosa de crónica roja".
Él, que niega que hayan injerencias en las líneas editoriales de los medios públicos, y que los defiende "a capa y espada" como espacios que no deben tener sesgo, suelta una frase reveladora: "Como hay un Jorge Ortiz en la televisión también existe un Carlos Ochoa". Eso, en referencia a dos presentadores que están haciendo daño al periodismo ecuatoriano. El uno, en Teleamazonas, con su sesgo y periodismo de hígado, como lo dije en un post anterior, y el otro, con el mismo sesgo, pero desde la vereda revolucionaria.
¿Medios públicos? ¿medios que privilegian a la ciudadanía? ¿medios que no censuran como sí lo hace la prensa "burguesa"? Sé que hay gente que creyó en esta idea. La respeto muchísimo. Tengo amigos queridos a los que admiro por su trabajo, su pasión, su vocación por un periodismo plural, ético, íntegro. Para ellos, mi respeto siempre. Pero creo que la máscara está totalmente en el piso ahora.

6 comentarios:

Béthany dijo...

Concuerdo en que la mascara esta en el piso. Hay algun movimiento legislativo para crear verdaderos medios publicos? El gobierno parece que no tiene la capacidad de crear medios publicos por decreto (creo que es por que tienen problemas de autoestima), pero hay personas en la asamblea y en los medios que todavia tienen el sueno de que algo asi se haga realmente realidad.

Carlos Hermann Bruch dijo...

Me parece que no hay tal periodismo ecuatoriano idealizado como tu lo tienes. Hay más una sumisión de clases. Un conglomerado de medios que se han autoimpuesto mantenerse en el redil. No veo ideas nuevas. No garra. No creatividad. No investigación sin importar quién.
Más bien he visto vísceras revueltas tapujando páginas alocadas porque -al fin- llegó alguien a gobernar sin agachar cabeza al poder económico tradicional. Ese mismo poder que en casi toda Latinoamérica ha manipolado esa confusa y tergiversada libertad de expresión a conveniencia. No la verdadera, la que casi siempre duele.

Julio Enríquez dijo...

Particularmente pienso desde una perspectiva histórica, que el período de monopolio de los medios informativos privados con fines de lucro, que acompañó a la imposición y desarrollo del neoliberalismo es un estatus de dominación cultural y política al que los medios contribuyeron y al que no debemos volver impunemente. Necesitamos arribar a un nuevo estatus de circulación de los medios informativos, el usufructo de las nuevas tecnologías y la posibilidad de potenciar nuevos procesos de comunicación orientados a la emancipación. Esto pasa en primer lugar por abrir nuevos canales de ejercicio de la palabra, o a decir de Michel de Certeau “tomarnos la palabra”, exigiendo el ejercicio pleno de la libertad de expresión para los que en su vida nunca tuvieron este derecho; como los trabajadores; los pueblos originarios; las organizaciones sociales y populares. Necesitamos cuatro direcciones de desarrollo de medios informativos y posibilidades de realización de la comunicación; los medios privados; los públicos; los sociales y populares y los comunitarios. Veremos que tan importante es para el propietario reclamar la libertad de expresión, cuando otros también la tienen. Por libertad entiende el capitalista su reclamo a la libre concurrencia del capital para explotar cualquier rama de la producción y el trabajo humano en nombre de la libertad que les compete a ellos de a cambio pagarles a esos trabajadores unos salarios que les garantice la “libertad” de ser para siempre pobres y míseros esclavos. La libertad de expresión es en el ámbito de lo ideológico y cultural un reflejo de la libertad del capital; solo reservada para quien lo posea.

Unknown dijo...

Concuerdo con esta opinión, pues, es cierto que los medios de comunicación tanto públicos y privados tienen diferentes puntos de vista y por lo mismo son distintos unos de otros, pero ¿Por qué estigmatizar a uno del otro? Hay alguna entidad que tenga un verdadero sentido critico para crear un medio público? Y es cierto que el gobierno por estar vigilando a los demás medios privados, parece que se olvido de los medios públicos, que si le damos las bases firmas a estos proyectos pueden ser buenas propuestas para mejorar los medios de comunicación en nuestro país y a su vez generar un mejor periodismo, que bueno fuera que se haga realidad crear un medio sin ataduras a dueños con ideologías de un bando u otro y poder dar información de calidad al publico en general.

Periodismo dijo...

Estoy en desacuerdo, me parece que estás ensalzando a los medios no-públicos o no-gubernamentales, como prefieras calificarlos, y pones el dedo en la llaga, llegando a afirmar la fatalidad profética del apocalipcis de la prensa ciudadana. No creas que defiendo a los medios manejados por el Estado, no. Creo en la falencia extrema de ellos, pero tampoco veo un ejemplo dicotómico a aquello que tu fatalizas. En los medios privados como públicos se maneja una misma línea, o si deseas un mismo discurso: tratar de sostener su punto de vista a como de lugar. Si el apocalipto está ya aquí, no sólo es en los medios estatales, sino en todo lugar que no se ejerza un periodismo sin falsedades y sin máscaras, digno y limpio. Ahora embaderar estas palabras es fácil, hacerlas y cumplirlas es difícil. Me viene a la mente las palabras de Goethe: pensar es fácil, actuar es difícil, actuar según se piensa es mucho más difícil.

Fernando Astudillo dijo...

Lamento no haber podido interactuar antes con los lectores de mi blog. Hago una reflexión a partir de varias ideas y críticas valiosas que encuentro en sus comentarios.
¿Quién puede sostener que hay un periodismo sin mancha, idealizado? Ni en Ecuador ni en ninguna parte del mundo. Tenemos errores, por supuesto, graves problemas de autocrítica, pero hay quienes creemos que debemos mantener la mirada fija en ese periodismo "ideal", tal vez utópico al que se debe llegar. Pensar en buscarlo, así nos demos contra la pared, así algunas voces digan que es imposible, así le echen la culpa a los otros.
Los ideales están en la esencia del oficio y debemos creer en ellos.
Julio Enríquez nos hace un interesante análisis en el que concluye que "la libertad de expresión es en el ámbito de lo ideológico y cultural un reflejo de la libertad del capital; solo reservada para quien lo posea".
Creo -es mi particular punto de vista- que debemos tratar de olvidarnos de ese concepto de que solo se puede hacer comunicación desde la perspectiva del capital. Hoy, más que nunca, la tecnología nos permite comunicarnos de una manera increíble, horizontalmente, sin necesidad de grandes inversiones, fuera del talento, conocimiento y deseo de aporte.
Periodismo nos dice (me encantaría que los comentarios tuvieran nombre y apellido, pero el anonimato es una de las realidades del internet) que "si el apocalipto está ya aquí, no sólo es en los medios estatales, sino en todo lugar que no se ejerza un periodismo sin falsedades y sin máscaras, digno y limpio". Y que "embanderar estas palabras es fácil, hacerlas y cumplir es difícil". Estoy totalmente de acuerdo. El periodismo es tan maravilloso como difícil, el que lo ha ejercido desde una Redacción sabe a todo lo que se enfrenta, pero soy un esperanzado de que ese deber ser, esa utopía para algunos, debe perseguirse.