sábado, mayo 8

Iguana Valley y el sueño del emprendimiento digital


El conocimiento, si no se lo transmite, no sirve de mucho. Saber y compartir; entender y entregar; juntar y mediar. Ese es el concepto global de un grupo de profesionales ecuatorianos que quieren hacer algo distinto dentro de la comunidad tecnológica del país.
Tienen un nombre: Iguana Valley, una iniciativa que busca reunir a emprendedores en el área tecnológica y de internet de Ecuador y difundir conocimiento sobre estos campos para disminuir la brecha digital, ese hueco terrible que tienen los países en los que el acceso a las tecnologías no se da ampliamente por falta de infraestructura y por un problema mayor: el desconocimiento.
En plena era digital, Iguana Valley es el modelo ecuatoriano de iniciativas similares en otros países. México tiene Tequila Valley; Argentina, Palermo Valley; y Perú su Lima Valley, por citar tres ejemplos que acogen esa filosofía de trabajo: juntar talentos en un país para difundir conocimiento, generalmente de forma gratuita, y además posibilitar emprendimientos empresariales a partir de esos encuentros entre gente con capacidades distintas pero una necesidad mutua: el deseo de crear sus propios negocios.
Lo del concepto Valley tiene su origen en Sillicon Valley, esa área de California en donde grandes industrias de la tecnología se han asentado ya por décadas. Acá, en Ecuador, el Iguana Valley recién empieza (tiene poco más de un año de actividad), con grandes sueños de unas 40 personas involucradas, principalmente profesionales de Guayaquil y Quito.
Por ahora lo que se cocina es un nuevo BarCamp (un evento informal al que se lo llama desconferencia, en que se junta a quienes deseen dar charlas gratuitas sobre múltiples temas tecnológicos) y se intenta formalizar un sábado cada mes un evento denominado Refresh, en los que se convoca a la comunidad interesada para tratar un tema específico.
Eduardo Béjar, director de la Fundación de Ayuda para el Internet (Fundapi), uno de los involucrados en Guayaquil con Iguana Valley, recuerda que es importante el concepto de emprendedores en este proceso de la agrupación. “Siempre recuerdo que les decía a mis alumnos que con la misma conexión (a internet) que ellos tienen ahora en su casa se creó Facebook, Google, Yahoo”. Para él, es necesario juntarse y dejar a un lado la ley del menor esfuerzo y la retribución inmediata.
Iván Lasso, un profesor de informática español radicado en Quito desde hace casi catorce años, es otro de los integrantes de la comunidad. Él recalca que lo que los une con mayor énfasis es el deseo de difundir el manejo adecuado de la tecnología, mientras que otro miembro de la comunidad, Eduardo Palacios, uno de los editores de Tecnodatum, piensa que es necesario abrir los ojos a la gente.
Esa mirada amplia implica abrir el grupo y lograr llegar a capacitar a cualquier profesional que quiera mejorar en su trabajo con herramientas que están allí, al alcance de la mano. Esas que para los curiosos basta buscarlas en Google en la forma de un tutorial que explica qué hacer con cualquier software o aplicación que parezca difícil. Solo hay que tener la iniciativa y dejar atrás ese mito de que la tecnología es exclusiva de iluminados.

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