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Nació hace 200 años, exactamente hoy. Edgar Allan Poe es genio de la literatura, creador del género detectivesco, poeta de una sensibilidad abismal y un maestro del relato corto de terror, con el que no quiso atemorizar, tan solo profundizar en las más escondidas entrañas de la sicología del ser humano. Quiso extirpar, con pinzas de cirujano, para luego esparcirlas en la mesa del quirófano, todas esas certezas que se piensan pero que no se dicen. Todos los fantasmas internos que nos pululan, nos habitan y nos atormentan. Y que también caminan junto a nosotros, aferrados a un grillete compartido.
Ese es Poe, mi querido Poe, aquel que me encaminó definitivamente a ser lector cuando lo descubrí en los libros viejos de papá, en los repetitivos momentos de vagancia adolescente. ¿Qué más se puede decir de este escritor estadounidense que vivió solo 40 años (1809-1849)? Mucho se escribe de él estos días de su bicentenario. Su historia -muchas veces más atrayente para algunos por el morbo de su atormentada y desordenada vida-; el análisis de su legado (una espectacular hemorragia de escritores, artistas, directores de cine, músicos, han sido tocados por sus textos), se esparce en medios y ensayos. El Universo escribió sobre él en su edición dominical; El Mundo y La Jornada también le dedican un espacio, y en EE.UU la polémica de a qué ciudad le pertenece más ese escritor que fue también un errante físico (porque además lo fue mental, ajeno al entendimiento de su época), atiza debates interesantes como este aparecido en Los Angeles Times y titulado ¿Quién es el dueño de Edgar Allan Poe?
¿Pero por qué mezclar teoría periodística y Poe? Lo creo firmemente. Para mí La Filosofía de la Composición (Philosophy of Composition en su original, también conocida como Método de composición) es un texto que bien puede trasladarse al oficio. Lo sé, Poe era literato y escribió ese ensayo para explicar paso a paso cómo materializó su más famoso poema, El Cuervo (1845) y desbaratar así las teorías románticas de que los escritores plasmaban sus obras luego de un arrebato divino de inspiración que rellenaba la inicial hoja en blanco.
Para él, su verso o su prosa podían ser matemáticamente explicados. Eso es justamente lo que creo se puede rescatar para el mundo periodístico. La Filosofía de la Composición de Poe es sinónimo de una palabra necesaria y muchas veces escasa en las Redacciones: planificación. Cada estructura, cada recuadro, fotografía y hasta un simple pie de foto de un reportaje, crónica, perfil y hasta de la misma noticia, puede ser planificado luego de tener la reportería necesaria.
Esos son los legados de Poe. Esa es la magia de una inteligencia fecunda. Cada quien podrá interpretar un cuento, un ensayo, de una manera distinta. Y cada quien podrá agradecer de variada forma lo que le dejó la lectura de sus textos. Uno de ellos repitió hoy un ritual anual en la tumba del escritor en Baltimore. Ese fanático desconocido, a quien su padre le legó la tarea que ya lleva puntualmente 60 años, busca las sombras de la madrugada (como en cualquier pasaje de Ligeia, La Caída de la Casa Usher o El corazón delator), se oculta con una capa larga y oscura y coloca en la tumba de Westiminster Burying Ground una botella de cognac a medio llenar y tres rosas. Es otro misterio de Poe. 200 años después.
La tumba de Poe en Baltimore (foto de Fernando Astudillo)
3 comentarios:
Excelente nota, salud por EAP aqui transcribo una parte del poema
A Dream:
In visions of the dark night (Batman???)
I have dream of joy departed;
But a waking dream of life an light
Hath left me broken-hearted.
Un geniooooo, este Poe!!!!!
Luis Fernando Cañarte
Genial su post de EAP. Sin lugar a duda este hombre, atormentado por los fantasmas de su genialidad, es y será uno de los mejores escritores del mundo. Ha inspirado a tantos artistas que hasta el mismo Silvio Rodríguez le dedicó una canción: "La trova de Edgardo"... Un escritor adelantado a su época e incromprendido que se atrevió a expresar aquello que muchos prefieren callar por los absurdos prejuicios de la sociedad.. Excelente entrada Fernando.
Poe, te invitaba a soborear las letras, a oler, a sentir cada palabra con un frio recorrido de electricidad desde el coxis hasta el cuello. . . sus castillos medievales, el ambiente lujubre que caracterizaba a su obra te hiba infiltrando poco a poco a otra epoca, una en la cual el misterio y los personajes extraños resaltaban y eran estos personajes que te acompañaban cada dia o cada noche a lado tuyo, mientras sostenias cualquier libro de este venerado y seguido escritor, x adeptos de todo el mundo, adictos al misterio y a lo gotico.
Cada vez que leo un cuento de poe, siento que vienen a mi, todo lo extraño y lujubre que en él plasma, un genio atormentado en su vida, y aclamado en su muerte.
Me fascina este Poe.
Alexandra Rodríguez
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