Los viejos tiempos del periodismo. Rolando Panchana, en su programa De la Vida Real.
Sí, Benjamín Carrión, el lojano trascendental. El ecuatoriano universal que entendió que este país tenía (tiene) una potencia cultural maravillosa y que esa debía ser su principal arma. Sí, Carrión, el escritor, el promotor cultural luminoso, el hombre admirado en el extranjero, el columnista de periódicos. Ese mismo, bajo el concepto de Rolando Panchana, hoy no podría escribir una línea de una noticia. O dirigir a otros que escriban esa noticia.
Igual le pasaría a Alfredo Pareja Diezcanseco, otro insigne escritor ecuatoriano, junto a quien fundó un efímero sueño periodístico: Diario El Sol, en 1950.
La lista de hipotéticos vetados podría crecer increíblemente en número y en calidad (con ejemplos nacionales y extranjeros, entre los que un símbolo es el idolatrado Gabriel García Márquez). La llamada Ley Panchana (ahora transformada súbitamente en Ley Carrillo) ese proyecto que pretende ser ley para los medios de comunicación del Ecuador, tiene, entre sus innumerables incoherencias, esta: "Las direcciones editoriales y la elaboración de la noticia en los medios, deberán estar a cargo solo de Periodistas Profesionales o Comunicadores Sociales titulados".
Ese debate, el de la gremialidad, ha sido superado hace décadas en otras latitudes. Quien ha hecho periodismo (y Panchana lo hizo) sabe que este oficio no es de un cartón. Sabe que es una vocación apasionada, un fuego que tiene, entre sus esencias, la misión de ser mediadores en una sociedad que necesita un vínculo entre el poder y su ciudadanía. Un nexo que le pida cuentas a ese poder para informarle a ese ciudadano que entrega sus votos, sus impuestos, su futuro. Un medio (ese es el real concepto de medio) que sea ese émbolo para darle información útil que le permita a ese ciudadano tomar decisiones.
Y eso no es exclusivo de un cartón de una facultad de comunicación social, sea excelente o pésima (al menos,en mi experiencia personal en una universidad estatal, vi algunos profesores que no sabían escribir un lead o que iban cuatro veces a clase en el año y no pasaba nada, y otros que no eran periodistas pero que tenían una pasión maravillosa para enseñar su cátedra).
El mismo Rolando Panchana, que, sin ser titulado en el área, ya que es abogado, hizo por tantos años periodismo de televisión en los grupos de poder que ahora critica, no podría haber hecho algunas de sus denuncias. Él, tan ávido de usar la polémica cámara escondida en sus reportajes de investigación, no la podría utilizar ahora bajo su propia propuesta. El artículo 22, demasiado subjetivo, presto a múltiples interpretaciones, prohíbe a los medios "difundir información que sea producto de uso de cámaras ocultas, grabadoras escondidas, teleobjetivos y métodos de encubrimiento, que impliquen intromisión en la vida privada de las personas y que viole su intimidad, salvo en los casos autorizados por autoridad competente".
Este proyecto de ley tiene como esencia la autocensura. Eso se busca al obligar anualmente a todos los medios a registrarse ante la futura nueva autoridad máxima: el Consejo Nacional de Comunicación e Información. Será una lección cada año. ¿Te portaste bien o te portaste mal? ¿Cuánto de esa carga podrá influir en las redacciones, en cada decisión editorial, en cada título pensado cuando se está cerca de la renovación del registro?
Sí, me dirán que aún no es ley, que la sorpresiva propuesta de Betty Carrillo recoge las ideas de todas las propuestas, que hay un debate, que tiene que ir al pleno de la Asamblea. Pero el solo hecho de que un ex periodista (porque Panchana traicionó, al igual que Carlos Vera, la esencia del oficio que lo hizo conocido para dedicarse a la política) proponga algunos de estos articulados resulta difícil de asimilar.
¿Que nos equivocamos los periodistas? Por supuesto que sí, no me cansaré de repetirlo y de aceptarlo. No hay profesión perfecta. ¿Que nos falta autocrítica? Desde luego, muchísima. Pero para esos errores, los graves, ya hay una legislación que condena esas infracciones. El resto, el peor castigo, es el que el propio consumidor de medios tiene en sus manos infringir: cambiar de canal, dejar de escuchar y ver. Dejar de comprar un periódico. Esa es la condena ejemplar en una sociedad democrática con ciudadanos críticos. El otro, el castigo más doloroso para esa sociedad es que una sola voz, acrítica, complaciente, le diga lo que pasa en su mundo. Sin matices, sin errores propios, solo ajenos. Que le narre, día a día, cómo su país es la tierra prometida.
3 comentarios:
Todo eso suena muy bonito, eso de la autoregulación, o las legislaciones actuales... pero,¿para cuando pensaban ponerla en practica?.. cuando les diera la regalada gana?...
¿porqué es necesario que un gobierno ponga sobre el tapete la forma en que manejan la información para que algunos recién se decidan a cambiar su forma de trabajar las noticias?.
¿Porqué la libertad de expresión solo sirve para los periodistas, pero no para algunos entrevistados, cuyos dialogos han sido groseramente manipulados para manifestar lo que les ha convenido?
¿Porque muchos medios de prensa, y no necesariamente todos los periodistas han hecho prevalecer sus puntos de vista particulares dandole matizes a las noticias de manera tendenciosa?
Los medios nunca, nunca van a regularse por si solos. Es como decir que no necesitamos la función judicial, que la gente debe realizar la justicia por su propia mano, porque después de todo, las leyes coartan nuestras libertades. Esta ley lo único que lograra es por primera vez en la historia balancear el enorme control que han tenido sobre la información tantos pseudo periodistas y periodiqueros. Ahora podrá recién la gente recibir o percibir que información es verdadera o no.
Y si por ello los periodistas deben pensar 1 y 2 veces antes de publicar algo, pues me parece una excelente iniciativa. Por ciero, eso del castigo de dejar de leer un medio sólo funciona en internet, en donde existen 10 o 20 canales de información alternativos. En nuestro país en donde con tan pocos canales y periódicos, que dicen lo mismo, donde esta esa libertad?
Estimado Charles,
Eso de que en nuestro país solo tienes 2 que 3 medios para elegir es falso!!
Se debería hacer una encuesta para determinar:
a) Cuántos suscriptores de cable hay y si preguntas te darás cuenta de que los que tienen cable tienen como 14 opciones adicionales en el paquete más básico y más de 50 si eres pelucón o burócrata. Dudo mucho entonces que teniendo de 14 a 50 opciones extra tengas que lamentarte como Jorge Ortiz te lava el cerebro porque no es así simplemente esa es una mentira que se inventó Correa, ¿o es que somos tan tontos los ecuatorianos que tenemos cable? Pues no!! tenemos un aparato que se llama control remoto y si no te gusta cambias.
b) ¿Cuántos Ecuatorianos prefieren ver Mi Recinto, Caiga Quien Caiga, Marián Sabaté, la novelita Mexicana llorona que nunca falta, la novelita brasilera de moda, la colombianita, El Bermúdez, Los Vecinos, El Reloaded de Café con Aroma de Mujer, El Reloaded de Rosa Salvaje, La Gata Salvaje, La Gata Fiera, enterarse que el Pimentel está de cuernudo nuevamente, que la Sabaté se hizo otra lipo, etc.... que las noticias, programas de opinión, etc.? Pues la empleada prefiere las más de 50 opciones que le ofrece nuestra televisión ecuatoriana y no conoce ni de Ortiz, ni de Vera ni de Palacio, para ella son un grupito de pelucones que algo le hicieron al pobre Presidente pero no sabe qué.
Los noticieros y programas malévolos de nuestro país no son muy vistos a nadie le importa lo que opina de economía Albornoz, ni tampoco las opiniones de Jorge Ortiz. la mayoría de personas que consumen realmente los programas de tipo: Noticiero, Opinión y Diarios no es el pueblo, el pueblo prefiere Mi Recinto.
Desde esa perspectiva falso que no tengas la capacidad de disernir entre que está bien y que está mal.
Segundo, los famosos diarios anticorreistas como El Universo, El Comercio, El Hoy, etc. deben ser seguramente menos vendidos que El Extra el cual tiene gran acogida entre el "pueblo". Los buseros por ejemplo van conduciendo con El Extra en el volante y ahí no se habla precisamente de economía sino de portada te aparece la típica "llucha" y el último asesinato de la semana, entonces, nuevamente el busero tuvo la capacidad de escoger si compra El Comercio o El Extra y mira tu que elige.
Por otro lado a nuestro educado pueblo muy poco le importa el petróleo de texas, el PIB, la deuda externa, el anticipo al impuesto a la renta, los índices macroeconómicos, los negocios petroleros, etc.
Seamos sinceros, los pobres mortales no entienden de esas cosas muchos de ellos solo saben sumar para llevar su pequeño puesto en el mercado adelante.
Eso de que los medios manipulan se lo inventó Correa, además es hipócrita decir que los medios manipulan cuando gente de AP hacía lo mismo sino porque no recordamos al Forajido mayor Paco de la radio La Luna. ¿No manipuló a masas para botar a Gutiérrez? Ahora, ¿Te explico como lo hizo? porque el hablaba el idioma del pueblo no como Ortiz.
Ningún medio de los que según Correa lo critican ha hecho algo similar si quisieran podrían claro pero no lo han hecho y me imagino que paso seguido los clausuran por separatistas.
Correa si manipula al pueblo en cambio y lo hace todos los Sábados, deberían salir entonces a las calles aquellos que piensen que es así y no les parece eso y prohibirle con una Ley hacer cadenas los sábados aduciendo que el pueblo no tiene nada más que ver. Por favor!! no seamos ridículos!! es el Presidente y también tiene derecho a amenizar el sábado con sus opiniones simplemente que si no te gusta apagas el televisor o cambias de canal o mejor aún como ya no alcanza ni para el mercado vas a trabajar!!
¿Estatizar los medios y ponerles una mordaza no es simplemente virar la balanza de otro lado?
Mañana nos quejaremos entonces que los medios están siendo manipulados por otro diferente y ya no serán los periodiqueros será el Gobierno y no podremos hacer nada.
Panchana es un imbécil y punto!
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