sábado, abril 10

Medios para transformar



Transformar es la palabra clave. Promover cambios de vida, demostrar que se pueden edificar historias de esperanza cuando transmitimos algo en un medio de comunicación.
Ese concepto se profundiza en Guayaquil, uno de los tres lugares escogidos en el mundo como parte de un proyecto piloto mundial de la comunidad Bahá’í.
La fe Bahá’í, una religión nacida en la antigua Persia hace más de 160 años y que propugna como filosofía la tolerancia a las diversas creencias y la unidad espiritual de la humanidad, seleccionó a Guayaquil, además de Canoas, en Brasil, y Toronto, en Canadá, como parte de un concepto: Medios para la transformación.
¿Cómo transformar desde los medios? ¿solo los grandes medios masivos pueden hacerlo? Katty Simisterra (kattyscoggin@gmail.com), periodista guayaquileña que está al frente del proyecto, cree en el potencial positivo de los medios, en su poder para hacer reaccionar. El trabajo, por ahora dedicado a jóvenes de 12 a 14 años en una zona de Chongón y listo para realizarse con otros adolescentes del colegio Steiner, no es en grandes programas de televisión con amplio rating. Tres personas a tiempo completo y cinco voluntarios producen dramatizados televisivos que se comparten con los jóvenes para reflexionar.
Entrar a una comunidad a través de sus jóvenes, orientarlos en temas tan comunes como las presiones sociales por la moda, la ayuda a la familia, la responsabilidad o la honestidad, son parte del contenido.
El tema de este proyecto Bahá’í, impulsado por la Oficina de Desarrollo Socioeconómico de esta religión, con sede en Haifa, Israel, debe hacernos pensar a los periodistas y a todos aquellos que tenemos la maravillosa suerte de poder comunicar en diversas vías. Me saltan preguntas y autocríticas: ¿Qué más podemos dar fuera de los temas que todos los días nos atormentan en las salas de redacciones? ¿Cómo nos exprimimos creativamente para impulsar mucho más esa esencia transformadora que tienen los medios? ¿Cómo nos exigimos aún más para ir más allá de toda la podredumbre que también debemos mostrar? Porque frente a esa teoría de que los periodistas “solo damos noticias malas”, solo puedo contestar que el periodismo aséptico no ayuda a una sociedad que también tiene que ver sus dolores porque no publicándolos no desaparecen.
Ante esas dudas acudo al maestro, al polaco universal Ryszard Kapuscinski , ese periodista que entendió y dejó toda una escuela que enseña a vivir el periodismo como un oficio con demasiadas responsabilidades que siempre debe vestirse de la piel del otro. Que se debe intentar vivirlo con una extremada sensibilidad por ese otro.
Dos frases de él para martillar: “Cuando uno opta por describir la realidad, su escritura influye sobre esa realidad”. “El verdadero periodismo es intencional, a saber: aquel que se fija un objetivo y que intenta provocar algún tipo de cambio. No hay otro periodismo posible”.

4 comentarios:

Will G.M. dijo...

Hola Fernando, leyendo sus artículos me puedo dar cuenta que es usted un seguidor ferviente del maestro Kapunsinki. Leo a menudo sus artículos a través del blog metamorfosis. Felicitaciones por su entrega al Periodismo.

Fernando Astudillo dijo...

Gracias por tu comentario y por visitar mi blog. Y sí, me encanta la filosofía del periodismo que tiene Kapuscinski, un verdadero maestro del oficio. Saludos

Anónimo dijo...

Fernando me parece interesante tu blog, y estoy de acuerdo en que se debe transformar desde o partir de los medios. Mi única inquietud a manera de pregunta quizá , es tratar de comprender por qué hoy, la mayoría de profesionales analista y otros tienen un posición contrario a quienes trabajamos en medios, cuando nosotros somos solo empleados, y a pesar del cambio que deseamos inyectar en el medio no se nos permite, pero existe ese sentir de querer acabar con nosotros? Felicidades, su blog es interesante .Verónica LM

Fernando Astudillo dijo...

Verónica, la respuesta a la satanización de los medios es clara. Hay un proceso político que, gota a gota, golpe a golpe, ha logrado una descalificación sistemática de los medios porque no le gusta una de las esencias del oficio: la fiscalización del poder. Es un proceso que siempre se ha dado, no nuevo, pero que hoy tiene un singular vigor. Ante eso solo nos queda hacer una cosa: periodismo. No desmayes si no te dejan hacer un cambio, demuestra con tu trabajo, poco a poco, con argumentos, que sí vale la pena.